Viernes, 14 de noviembre de 2008 | Hoy
EL MUNDO › LOS CANCILLERES DE LA REGION APROBARON EL INGRESO POR UNANIMIDAD
El Grupo Río le dio ayer la bienvenida a Cuba. Los cancilleres de la región aprobaron de forma unánime el ingreso de la isla como miembro pleno durante una cumbre en la ciudad mexicana de Zacatecas. “Se resolvió por las expresiones de interés y de valoración positiva sobre la labor de diálogo, consulta y concertación políticos que viene sosteniendo Cuba con los demás miembros”, explica un extracto del documento final de la reunión, que adelantó la comitiva mexicana.
En el último año, Cuba restableció relaciones diplomáticas con México, abrió una mesa de diálogo con la Unión Europea y comenzó una serie de reformas profundas al interior de la isla, que incluyeron la liberalización –parcial aún– del sector de las comunicaciones, la vivienda y la agricultura.
En la década del ’80, cuando se empezó a forjar el Grupo Río, el entonces presidente cubano Fidel Castro decidió mantenerse al margen. En 1985, durante las ceremonias de asunción del joven presidente peruano Alan García, los mandatarios de la Argentina, Brasil, Uruguay y Perú se unieron al ya conformado grupo Contadora (Colombia, México, Panamá y Venezuela). Estos países habían creado un grupo para mediar en los conflictos armados que por entonces afectaban a Centroamérica.
El Grupo de los Ocho, como en principio se llamó, buscaba convertirse en un espacio que rompiera con la bipolaridad de la Guerra Fría. Los países latinoamericanos querían escapar de la Organización de Estados Americanos (OEA) y quedar fuera de la órbita norteamericana, pero también de la influencia soviética. Cuba, sin embargo, había tomado partido hace tiempo y no podía distanciarse, ni política ni económicamente, de Moscú.
Más de veinte años después el mundo cambió. Cuba, aislado durante décadas, intenta volver a acercarse a la región. En marzo pasado, Fidel Castro alabó en una de sus editoriales la actuación del Grupo Río durante el conflicto entre Colombia y Ecuador por el bombardeo al campamento de las FARC en territorio ecuatoriano. En ese momento, recordó el veterano dirigente cubano, la región volvió a alejarse de la OEA “dominada por Estados Unidos” para resolver sus problemas.
Ser parte del Grupo Río no es un gesto simbólico para Cuba. La isla está excluida de la otra gran organización regional, la OEA. Para hacer escuchar su voz tiene que acudir sí o sí a Naciones Unidas, un foro tan grande que muchas veces se pierde entre conflictos urgentes como el genocidio en el Congo o en Sudán, o la presunta amenaza nuclear de Irán.
Ayer, Cuba gozó del primer beneficio de ser parte. El vicecanciller cubano, Abelardo Moreno, invitado de honor, participó de los pedidos que los países más pequeños hicieron a México, la Argentina y Brasil, los tres miembros que hoy participarán de la Cumbre del G-20. El reclamo fue unánime: “Que la crisis financiera no redunde en una contracción drástica”, sintetizó la canciller mexicana Patricia Espinosa.
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