Martes, 9 de diciembre de 2008 | Hoy
EL MUNDO › TERCERA JORNADA DE PROTESTAS POR LA MUERTE DE UN ADOLESCENTE POR GATILLO FáCIL
Miles de jóvenes se lanzaron por tercer día consecutivo a las calles de Atenas para protestar por el asesinato de un muchacho el sábado pasado a manos de efectivos policiales. Para los medios se trata de la mayor protesta desde 1973. El gobierno está en precario equilibrio.
Por M. A. Sánchez-Vallejo*
Desde Atenas
La furia desbocada de miles de jóvenes –indignados por la muerte de un adolescente por un disparo de la policía el pasado fin de semana, alentados por la falta de expectativas laborales y cansados de los escándalos políticos– invadió ayer las principales ciudades de Grecia y puso en jaque al débil gobierno conservador. Cientos de jóvenes izquierdistas se enfrentaron a la policía en la tercera jornada de disturbios, los peores desde 1973, que han dejado ya más de 50 heridos, 35 detenidos y cientos de comercios, sucursales bancarias y coches quemados.
El humo blanco y denso del gas lacrimógeno inundó al atardecer la plaza Syntagma, en el centro de Atenas. El objetivo era contener a varios centenares de jóvenes que lanzaron bombas incendiarias contra unos grandes almacenes de la zona y quemaron el árbol de Navidad gigante situado frente al Parlamento. Al grito de “policías, cerdos, asesinos”, destruyeron varios coches y saquearon una tienda de armas. Altercados similares se repitieron en al menos otras diez ciudades, como Tesalónica, Larisa, Patras y Trikala, y en las islas de Creta y Corfú. En la capital, fueron atacados 13 puestos de la policía.
La muerte de Alexandros Grigorópoulos, un estudiante de 15 años, el sábado pasado, ha sido el detonante de estas protestas, pero hay motivos de fondo: los últimos 18 meses han sido marcados por el descontento popular y la violencia callejera –sobre todo entre jóvenes anarquistas y de izquierda– a causa de la gestión gubernamental de la crisis económica, y la creciente brecha entre ricos y pobres.
“No vamos a tolerar que un trágico incidente (la muerte del joven el sábado) derive en actos inaceptables y peligrosos”, advirtió el primer ministro, Costas Caramanlis, en un discurso televisado en el que hizo un llamamiento a la calma. Poco después, miles de ciudadanos salieron a las calles en cinco manifestaciones pacíficas convocadas por el principal partido de la oposición, el Pasok –socialista–, y el Partido Comunista de Grecia.
Para hoy, los sindicatos han convocado a una huelga general de 24 horas, que amenaza con paralizar el país, contra la reforma del sistema de pensiones y otras medidas económicas aprobadas por el gobierno para hacer frente a la crisis económica mundial, de la que Grecia no se ha librado. Las protestas que se iniciaron el sábado están consideradas como las peores desde el levantamiento estudiantil contra la dictadura militar en 1973.
La capacidad de maniobra del gobierno es muy limitada. Con sólo un diputado de ventaja en el Parlamento frente a la oposición, los analistas están convencidos de que el partido en el poder –Nueva Democracia– se verá abocado a convocar a elecciones anticipadas en 2009 si las protestas se alargan. “Estas protestas se producen en un momento muy delicado para el gobierno”, afirma Anthony Livanios, de la empresa de sondeos Alpha Metrics, informa la agencia Reuters. “Si continúan, tendrán un efecto devastador en la estabilidad política”, añade.
El gobierno ha prometido llegar hasta el final en la investigación sobre la muerte del adolescente. Un policía fue detenido el domingo como autor del asesinato. Según la versión oficial, el agente y un compañero estaban patrullando por Exarchia, uno de los barrios más bohemios, reivindicativos y violentos de Atenas, cuando su coche fue atacado por 30 encapuchados, armados con piedras y bombas incendiarias. El policía detenido asegura que disparó al aire para ahuyentar a los atacantes, pero varios testigos han declarado que los policías no fueron atacados con piedras y bombas incendiarias, sino sólo insultados, y que el policía disparó contra el estudiante a sangre fría.
Mientras, los dueños de los comercios destruidos durante el fin de semana –sólo en la capital, más de 130– hacían evaluación de daños. El gobierno ha prometido compensarlos.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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