[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Gordo bueno, carismático, calentón y tan hincha como apasionado relator. Hincha de Boca, pero sobre todo de Defe, su Defensores de Belgrano. Amigo entrañable de Marquitos Zucker, el único desaparecido que tiene su nombre hecho tribuna, allá en el Bajo, donde la autopista Lugones reemplazó al río de los años ’60, a unos pasos de la cancha del Dragón.

Juan Romeo Ferrara, el Toti, tenía 54 años. Falleció el sábado en Tucumán, dejó mujer, dos hijas y una estela interminable de anécdotas futboleras de esas que son difíciles de empardar. Hasta los hinchas de otros equipos se sumaron a un cálido homenaje en la página web más frecuentada de Defensores. “Atajó en un partido entre ambas hinchadas en 1974 en la cancha de Defe”, escribió uno que lo conoció, de Central Córdoba de Rosario.

Toti estaba hecho de una sola pieza. Su fanatismo por Defe o por Boca no lo cegaba, al punto de restarle credibilidad en la vocación que lo cautivó. Hincha y periodista, en él, eran la misma cosa. Pero cuando le tocaba trabajar, lo hacía con profesionalismo y una dedicación a prueba de obstáculos.

En la Bombonera, con un retorno casi inaudible, una vez le hice de comentarista. Y él le daba para adelante, pese a que la voz de estudios centrales se sentía lejana, casi en Indonesia. Sé que mi viejo, Bernardino Veiga, lo marcó en el camino del relato. Compartía con él las tres pasiones: el micrófono, Defe y Boca. Y también Núñez, el barrio donde se criaron los dos.

El gordo valía lo que pesaba. Y así como se jugaba por los colores (lo tengo muy presente, tocando el bombo en la Techada, mientras el sudor le dibujaba gotitas en la frente), también lo hacía por los amigos. En la noche del 29 de enero de 1978 se reencontró con Marquitos en el exilio. Fue en Río de Janeiro, en un departamento de Ipanema, sobre la calle Vinicius de Moraes. Toti había viajado para visitarlo.

Al tiempo, le dijeron que Zucker –hijo del gran actor– no le escribiría más: “...las cartas que me había mandado en 1978, ‘79 y ‘80 me llegaban abiertas y el teléfono estaba pinchado”, contó en una entrevista sobre el militante político desaparecido.