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Los piratas somalíes golpearon ayer nuevamente en las aguas del golfo de Adén. Su víctima, esta vez, fue un carguero holandés tripulado por marinos ucranianos, según informó el Ministerio de Justicia de Holanda. “El secuestro del buque ‘MV Marathon’ tuvo lugar a las 9.00, hora local, sin que se produjesen heridos. Por ahora no sabemos nada más”, señaló Ivo Hommes, vocero del Ministerio de Justicia de ese país.

El barco, propiedad de la empresa Amons&Co y con bandera de las Antillas holandesas, fue secuestrado 185 kilómetros al sur de Yemen. El “Marathon” transportaba coque, un tipo de carbón que es utilizado como materia prima para la industria del metal, confirmó el vocero Hommes.

A su vez, el funcionario precisó que las autoridades de La Haya se encuentran en contacto tanto con los armadores del barco como con la empresa en las Antillas y autoridades ucranianas para determinar los pasos a seguir. No obstante, el gobierno de Holanda dejó en claro que ya le solicitó a una fragata española que navega esas aguas bajo bandera de la OTAN que se mantenga próxima a la zona donde se encuentra el barco secuestrado, mientras que otro buque holandés navega hacia el área, aunque no aclaró si este último se dirige hacia allí con la intención de liberarlo por la fuerza.

Ya hace seis meses, otro barco de los Países Bajos fue secuestrado frente a las costas de Somalia y no hubo otro modo de liberarlo que pagando un rescate: el precio fue de un millón de dólares.

Sin embargo, no todas las operaciones de abordaje les salieron bien a los piratas. Ayer, justamente, los somalíes tuvieron un golpe fallido al intentar capturar un buque de abastecimiento militar estadounidense que hasta hace poco funcionaba como una cárcel para sus compañeros capturados. Los somalíes despacharon dos lanchas y comenzaron a dispararle a la embarcación desde una distancia de un kilómetro, según el teniente Nathan Christensen, vocero de la Quinta Flota estadounidense estacionada en Bahrein, antes de que éste huyera con maniobras evasivas.

La cuestión de la piratería somalí presenta una dificultad extra a la hora de juzgar a sus autores, ya que éstos, en general capturados en aguas territoriales de su país, muchas veces son trasladados a países europeos que luego no saben qué hacer con ellos. Sin embargo, ayer España decidió romper con esta línea de conducta y abrir sus tribunales a los somalíes: el juez de la Audiencia Nacional española Fernando Andreu decidió ayer el ingreso en prisión provisional de siete piratas apresados el miércoles pasado en aguas internacionales frente a las costas de Somalia por militares españoles. La fiscalía los acusa de detención ilegal, robo con violencia y empleo de armas.