Martes, 9 de febrero de 2010 | Hoy
EL MUNDO › EL GOBIERNO SOCIALISTA ESPAñOL DISPUESTO A REDUCIR MáS EL GASTO PúBLICO
El ministro de Fomento denunció una campaña contra España de los especuladores financieros y medios internacionales. El jefe de gobierno debe comparecer ante el Congreso para explicar las medidas contra la crisis.
Por Oscar Guisoni
La crisis económica sigue manteniendo en vilo la vida política española. Ayer, al mismo tiempo que la ministra de Economía, Elena Salgado, se esforzaba ante la city londinense por convencer a los inversores sobre la capacidad del gobierno socialista para capear el temporal, el Partido Popular, aliado con los nacionalistas vascos y catalanes, forzaba la comparecencia de José Luis Rodríguez Zapatero ante el Congreso para explicar las nuevas medidas contra la crisis. Al mismo tiempo, el PP dejaba de lado su proyecto de promover una moción de censura contra el primer ministro al constatar su falta de aliados y los nacionalistas conservadores catalanes de Convergencia i Unió le tiraban un inesperado salvavidas al debilitado gobierno del PSOE proponiendo una alianza parlamentaria para tomar medidas capaces de salir del atolladero económico. El ministro de Fomento, José Blanco, denunciaba mientras tanto una campaña contra España orquestada por especuladores financieros y medios de comunicación internacionales, como parte de un ataque contra el euro, motivando una respuesta de una conocida bloguera del Financial Times, Izabella Kaminska, que lo tildó de paranoico.
Luego de la demoledora “semana negra” que tuvo que afrontar el gobierno socialista, las expectativas para este lunes no eran muy halagüeñas. La vicepresidenta del gobierno y ministra de Economía, Elena Salgado, arrancó ayer en Londres una gira por Europa que hoy la llevará a París para intentar contrarrestar la mala imagen del gobierno ante los inversores internacionales. Para ello, ayer prometió una brutal reducción del déficit público hasta el 3 por ciento en los próximos tres años, algo difícil de creer teniendo en cuenta que durante el 2009 el déficit ha superado el 11 por ciento del PIB, una de las peores tasas europeas muy por encima del máximo permitido por la UE del tres por ciento en el pacto de estabilidad que sustenta al euro, la moneda común. Salgado no sólo intervino ante la flor y nata de la city londinense sino que luego se dirigió a la sede del Financial Times, uno de los medios de comunicación que más escéptico se ha mostrado con la política económica española durante los últimos días.
Pero mientras Salgado se esforzaba en Londres, en Madrid el lenguaraz ministro de Fomento socialista José Blanco arremetía contra los especuladores bursátiles que la semana pasada hundieron la bolsa de valores madrileña y achacaba el desastre a “maniobras turbias” promovidas con el auspicio de algunos medios de comunicación internacionales con el supuesto objeto de hundir la cotización del euro. Su denuncia motivó la burla de la columnista del Financial Times Izabella Kaminska, que tildó de paranoico al gobierno español desde su blog.
En el ámbito político el panorama fue un poco más tranquilo para los socialistas, sobre todo después de que Artur Mas, líder de Convergencia i Unió, el principal partido nacionalista conservador catalán, ofreciera un pacto parlamentario al gobierno para salir de la crisis, siempre y cuando consensúe las medidas económicas con ellos, una posición difícil de asumir para el PSOE cuando faltan pocos meses para las cruciales elecciones regionales en Cataluña, donde ambos partidos son rivales políticos.
Por su parte, el Partido Popular también alivió al gobierno al anunciar que dejaba de lado su propuesta, hecha la semana pasada, de buscar apoyos para llevar a cabo una moción de censura contra el primer ministro en el Parlamento. No se sabe si el PP dio marcha atrás porque no encontró los apoyos necesarios o porque su medida sonaba a demasiado oportunista y podía ser vista tanto por los electores como por los inversores como una contribución a aumentar los efectos de la crisis más que a paliarlos. Lo cierto es que los conservadores no quisieron poner el freno sin contrapartida y al mismo tiempo que se bajaban de la propuesta de una moción de censura lograron forzar, en connivencia con los conservadores catalanes y vascos, una presencia de Rodríguez Zapatero en el Congreso para explicar su plan anticrisis la próxima semana.
Cuando el PSOE percibió en la tarde de ayer que era imposible oponerse a esta comparecencia, que puede traducirse en un serio revés de cara a la opinión pública para su líder, se adelantó al Congreso y anunció la irrupción de Rodríguez Zapatero en el Parlamento como si fuera una iniciativa propia.
Otro espaldarazo indispensable le llegó al gobierno de parte de los sindicatos que descartaron la convocatoria a una huelga general, luego de que el Ejecutivo hubiera anunciado la pasada semana su intención de prolongar la edad para jubilarse. Tanto UGT, como Comisiones Obreras, las dos centrales mayoritarias, acogieron también con optimismo la propuesta de reforma del mercado laboral presentada por el gobierno, una medida que también ha sido apoyada por la confederación empresarial.
La Bolsa también le dio un respiro al gobierno socialista acogiendo con tímido optimismo su anuncio de reducción del gasto público en los próximos tres años. Al cierre de la jornada el índice Ibex había crecido un 1,02 por ciento, logrando mantenerse apenas por encima de los 10.000 puntos que los inversores consideran como la “frontera psicológica” debajo de la cual se abren los abismos de la crisis.
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