Domingo, 30 de diciembre de 2012 | Hoy
EL MUNDO › EL CONSEJO CONSTITUCIONAL CENSURó EL IMPUESTO DEL 75 POR CIENTO A QUIENES GANAN MáS DE UN MILLóN DE EUROS ANUALES
La derecha y los guardianes liberales de la exención impositiva celebraron la decisión del Consejo e hicieron de ella un arma contra los socialistas. Los primeros en cantar victoria fueron los artistas y los jugadores de fútbol.
Por Eduardo Febbro
Desde París
François Hollande perdió una de las cartas decisivas en su victoria de abril y mayo pasado: el Consejo Constitucional francés censuró la instauración de un impuesto del 75 por ciento que debía aplicarse a aquellas personas que ganasen más de un millón de euros al año. Esta propuesta fue una de las piezas clave que le permitieron al entonces candidato socialista ganar las elecciones presidenciales frente al conservador y presidente saliente Nicolas Sarkozy. La medida debía entrar en vigencia en 2013 pero el Consejo Constitucional juzgó que así como estaba planteado el impuesto violaba el principio de “igualdad” en el reparto de las cargas públicas. La derecha francesa y todos aquellos que, con el actor Gérard Depardieu a la cabeza del movimiento, habían declarado una guerra fiscal al Ejecutivo ganaron la primera batalla, a la vez política y técnica. Hace unos diez días, la conservadora UMP (Unión por una Mayoría Popular) presentó un recurso contra el famoso impuesto al 75 por ciento de las ganancias. El Consejo aceptó los argumentos de la derecha francesa ya que, según los sabios, la desigualdad radica en que el impuesto se aplica por individuo y no por hogar o familia. De esta forma, si en una familia hay cinco miembros y cada uno de ellos gana novecientos mil euros, nadie pagaría el impuesto suplementario. En cambio, si una persona sola gana algo más de un millón de euros el impuesto del 75 por ciento recaería sobre ella y no sobre el grupo familiar.
La derecha y los guardianes liberales de le exención impositiva celebraron la decisión del Consejo e hicieron de ella un arma contra los socialistas. Curiosamente, los primeros en cantar victoria fueron los artistas y los jugadores de fútbol. Sin embargo, es preciso aclarar que, en sí, el Consejo Constitucional no se opone al principio del gravamen del 75 por ciento sino a la forma en que iba a ser repartido. El primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, estimó que la posición de los sabios constituía una “censura simbólica pero no severa”. El jefe del gobierno explicó luego que el Ejecutivo no renunciaba a aplicar el controvertido impuesto para que éste entre en el presupuesto de 2013. En suma, Ayrault explicó que el gobierno volverá a “trabajar” en el texto para que sea votado por el Parlamento: “De todas formas, esto se aplicará a las ganancias de 2013”, dijo el primer ministro. La derecha se lleva con todo una palma importante, incluso si lo que puede aparecer como una victoria no se inscribe en el sentido de las mayorías. A pesar de la batalla feroz y desleal que protagonizaron los adversarios a los impuestazos a los ricos, varios sondeos de opinión demuestran que la sociedad respalda ampliamente esta medida que, para muchos analistas, cambió la relación de fuerzas entre la izquierda y la derecha y abrió el camino para la victoria de Hollande en abril y mayo pasado. Una encuesta de opinión realizada por la encuestadora IFOP indica que 60 por ciento de las personas interrogadas aprueban el gravamen del 75 por ciento para aquellos que ganan más de un millón de euros al año. Esta mayoría estima que es totalmente “justo” que en momentos de crisis como éste los más ricos contribuyan con aportes consecuentes al equilibrio de las cuentas públicas.
Con todo, el presidente Hollande cierra el primer año de su presidencia con un revés importante. La decisión del Consejo Constitucional decapita el eje simbólico de la política fiscal del mandatario: para Hollande, se trataba de reducir el déficit público a través de un mecanismo fiscal mediante el cual los ricos pagarían más. Este perfil fue atacado con una violencia poco común por sus opositores y dio lugar a un flujo de exiliados fiscales que establecieron su residencia en Bélgica para escapar a las reglas francesas. El más famoso es el actor Gerard Depardieu, quien no sólo se fue a vivir a Bélgica sino que, además, renunció a su pasaporte francés y se volvió el abanderado de la guerrilla fiscal contra el gobierno. Una suerte de histeria global ganó las recámaras de los ricachones. Y sin embargo, la política fiscal de Hollande no es revolucionaria o excesivamente penalizadora para las grandes fortunas. El jefe del Estado buscó reducir el déficit y, también, reequilibrar el peso de la distribución de la carga impositiva. Esta es desde hace un cuarto de siglo excesivamente favorable a los millonarios. La línea política de su predecesor, el conservador Sarkozy, no hizo más que acrecentar el foso entre los contribuyentes medios y los ricos. Los regalos impositivos que Sarkozy le hizo a los ricos fueron elevadísimos. Desde el vamos, Sarkozy empezó su mandato con el famoso “escudo fiscal” que le permitía a los afortunados eludir muchas cargas fiscales.
El socialismo francés cierra el año con perspectivas escalofriantes. Crecimiento nulo, recesión a las puertas del país, desempleo en aumento, cierre constante de empresas, la crisis va imponiendo poco a poco sus códigos. Los organismos oficiales no vaticinan para 2013 ninguna mejoría. Europa sigue en crisis y la economía francesa está estancada con un desempleo que no cesa de aumentar: en noviembre se cumplieron 19 meses seguidos de alza de la desocupación. Francia cuenta hoy con casi 11 por ciento de la población activa sin trabajo. Las imágenes de las fábricas que cierran sus puertas y son ocupadas por los empleados pasaron a ser un relato diario de la crisis. Pese a ello, pese a la pobreza visible y a los índices históricos de personas sin domicilio, los privilegiados del sistema gritan como chanchos degollados cuando se les extrae un gramo suplementario de sus exorbitantes privilegios.
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