Domingo, 30 de diciembre de 2012 | Hoy
SOCIEDAD › ZAIDA GATTI DESPIEZA LA LóGICA DE LAS ABSOLUCIONES EN EL CASO MARITA VERóN
La coordinadora de la Oficina de Rescate y Acompañamiento a las víctimas de trata critica duramente al tribunal, cuyo juicio político se pidió esta semana. Los fundamentos “buscan explicar un fallo inexplicable”.
Por Soledad Vallejos
Pasaron casi veinte días desde que la Justicia no encontrara más que absoluciones para los trece imputados en el juicio por Marita Verón; casi dos semanas desde que fueron dados a conocer los fundamentos. Todavía, para la coordinadora de la Oficina de Rescate y Acompañamiento a las víctimas de trata, Zaida Gatti, con esas palabras el tribunal sólo intentó “explicar un fallo inexplicable”. Los jueces insistieron en que no se hallaron pruebas, pero en referencia sólo a las que se pueden tocar, a las materiales. “Obviamente que diez años después de sucedido todo no iban a tener ninguna.” Pero en esa terquedad, dice, “el fallo fue un poco más de lo que veníamos viendo durante el debate oral: la falta de consideración por lo que es una víctima, la falta de comprensión del lugar que tiene ante el tribunal”.
El jueves pasado, los abogados de la querella presentaron el pedido de juicio político para los jueces responsables, y los ecos del fallo están lejos de apagarse, algunas preguntas parecen todavía buscar respuesta. ¿Qué llevó a los magistrados Alberto Piedrabuena, Emilio Herrera Molina y Eduardo Romero Lascano a dictaminar como dictaminaron? O mejor dicho: ¿cuáles pueden ser las razones detrás de los fundamentos de una sentencia que, aun cuando reconoce crímenes, no encuentra cómo penarlos?
Los jueces entendieron que los testimonios se contradijeron en fechas: que para un mismo día, testigos diferentes dijeron haber visto a Marita en lugares diferentes. Que las descripciones que hacen de las personas a quienes vieron durante sus días a merced de redes de trata no son unívocas. Por eso, señalan los fundamentos, esas palabras no fueron consideradas como pruebas (ver recuadro). Gatti evalúa que esa búsqueda de precisión en los relatos de víctimas rescatadas, personas en quienes el estrés postraumático construye modos particulares de las memorias, fue un error.
–Eso hace caer el relato. Cuando testifiqué como experta, los jueces me preguntaron si las víctimas tienen noción del tiempo. En realidad, me preguntaron cuáles son las características principales de los relatos de una víctima de trata.
–¿Cuáles son?
–Uno de los indicadores fuertes es la falta de precisión en cuanto a fechas. Ellas no pueden dar cuenta de las fechas exactas en que estuvieron en un lugar, porque no saben cuándo es de día, cuándo es de noche. Pierden noción del tiempo no sólo por la cantidad de veces que tienen que atender clientes, que puede ser en cualquier momento del día, sino también porque las obligan al consumo de drogas. Justamente esa falta de precisión era lo que tenían que tener en cuenta para creerle a la víctima. Les expliqué que los relatos de las víctimas son confusos, que hay que ir armándolos de a poco.
–¿Por qué sus relatos son así?
–Porque cuando una persona pasa por situaciones traumáticas muy extremas, su psiquis selecciona qué recuerdos trae y cuáles no. Por eso en determinados momentos recuerdan con mucha precisión la cara, el pelo, si una nariz es grande o chica, el color de ojos de alguien, pero muy probablemente no recuerden a la persona que estaba al lado. Por algún motivo el mecanismo de defensa funciona para que ese recuerdo sea olvidado, porque el recuerdo vuelve a traer la angustia.
Entre los fundamentos de las absoluciones, los jueces también consideran que las testigos presentaron un “discurso uniforme”. Que las semejanzas de sus recuerdos les resultan llamativas, pero especialmente por todo lo que no contó la chica a quien cada una identificó como Marita Verón. El tribunal llega a preguntarse si esa chica a quien refieren como Marita no podía contar otras cosas sobre sí misma, su historia, su situación (ver aparte).
–Preguntarse eso es no entender el contexto. Algunas preguntas que hicieron a las víctimas y a mí eran preguntas que intentaban demostrar que esas víctimas mentían.
–Por eso los jueces señalan que les llamó la atención encontrar el relato como uniforme.
–De algún modo, lo que quieren demostrar es que es un relato aleccionado. Y que entonces fue aleccionado por la querella o por la misma Susana Trimarco.
Las aprehensiones que el Tribunal señaló respecto de Fátima Mansilla fueron diferentes. La mujer, víctima rescatada de las redes, pronto verá comenzar el juicio oral por su denuncia contra dos de los imputados del caso Verón (Daniel Milhein y Alejandro González) por secuestro y explotación sexual. Mientras era víctima de eso, contó en el juicio, vio a Marita, habló con ella. Pero en los fundamentos del fallo Verón, los jueces señalaron que su testimonio se vuelve endeble precisamente por su otra denuncia: en tanto había iniciado su propia causa, no se podía esperar que fuera ecuánime al declarar en el caso Verón. Para Gatti no hay duda: “Se trata de desestimar el relato de la víctima”.
Por otra parte, durante los meses de debate oral, parte de la tarea en el juicio por Marita fue dar con testigos escurridizas. Un caso resultó particular: la instrucción había recogido el testimonio de una chica llamada Anahí M. Se trataba de una identidad falsa, algo descubierto recién en el transcurso del juicio, cuando la testigo fue hallada bajo su verdadero nombre, Lorena T., y explicó que aquél le había sido impuesto por sus explotadores en el prostíbulo El Desafío.
–Lo que dijeron los jueces fue que ella falseó su identidad durante diez años. Para ellos, fue más fuerte eso que escuchar lo que ella contó: de qué manera le habían dado un documento falso, de qué manera intentó decir que lo tenía y nadie la escuchó. Siempre es más sencillo criminalizar a la víctima. Y además es contradictorio decir que no están juzgando un caso de trata y a la vez decir que están convencidos de que esas personas llevan adelante una red de trata. Como juez los estoy dejando libres porque no es mi competencia, y lo hago sabiendo que estoy dejando una red de trata en la calle para que sigan operando. Hoy mismo esas personas tienen abierto el mismo negocio.
–¿Qué aprendizaje deja la sentencia del caso Verón?
–Creo que a muchos jueces, sin duda, el aprendizaje que les tiene que quedar es lo que pasa después de tomar una decisión como la que tomó este tribunal. Lo que pasa en la sociedad en general, quiero decir, con exclusión de cuestiones políticas. Acá fue la sociedad que marcó qué Justicia teníamos. La noche del fallo y los días siguientes me escribían víctimas que hoy están ingresando al Programa Nacional de Protección de Testigos porque están asustadas. Algunas primero estaban enojadas, ahora agradecidas, porque después de ver a la psicóloga que las acompañó durante el juicio decidieron ingresar al programa de protección. Pero su primera reacción fue “fuimos a declarar, nos expusimos, y la Justicia dejó libres a trece personas que tienen que estar en la cárcel”. El sms de una de las chicas decía eso. Realmente creo que los jueces van a tener más cuidado. Estos días, con jueces federales, noté que había una cierta precaución que antes no tenían, precaución con las víctimas.
–¿En qué sentido?
–Un caso concreto: un allanamiento que hicimos la semana pasada, no puedo decir dónde porque el caso no está cerrado. Desde el Programa de Rescate, nosotros siempre tenemos lugar dónde alojar a las víctimas rescatadas, eso siempre se prevé antes. Pero en este caso el juez se preocupó porque hubiese un lugar. Y es mejor, porque obviamente se trabaja mejor en red.
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