EL MUNDO › REPUDIAN LA INDEPENDENCIA CATALANA EN LA FECHA PATRIA ESPAÑOLA

El día de la hispanidad rota

En el feriado, una concentración masiva en Barcelona repudió el movimiento separatista de Cataluña. Grupos fascistas secundaron la protesta y, en oposición, la izquierda organizó actos bajo el lema “12-O: nada que celebrar”.

 Por Flor Ragucci

Desde Barcelona

El 12 de octubre en España, como no podía ser de otra manera, es una fecha señalada. No sólo porque es la fiesta nacional y nadie trabaja, sino también porque es la ocasión que la extrema derecha aprovecha, cada año, para desplegar su bandera y cantarles, con nostalgia, a las antiguas glorias imperiales. Pero si el “Día de la Hispanidad” fue siempre motivo de controversia, esta vez lo es todavía más. A un mes de la multitudinaria cadena humana que unió a toda Cataluña en favor de su independencia, ayer en Barcelona entre 30 y 160 mil personas (según la fuente) salieron a la calle para reivindicar la unidad de España. La manifestación, convocada por los partidos más conservadores de Cataluña, pretendía visualizar a los sectores de esta comunidad que están en contra de la independencia, en un momento de intenso debate soberanista.

Con el lema de la plataforma convocante, “Som Catalunya, Somos España”, los asistentes se concentraron en la plaza principal de Barcelona desde las 10 de la mañana para defender su “doble nacionalidad”. De hecho, desplegaron una bandera de cien metros, mitad catalana y mitad española, como símbolo de unidad, y la mayoría llevaba puesta una remera azul con el eslogan “Som 47 milions” (somos 47 millones), en referencia al número total de habitantes del Estado. Autobuses procedentes de todos los rincones de la comunidad fueron fletados por los promotores de la protesta para asegurar una afluencia masiva, y desde hace días que los medios de comunicación afines vienen haciéndoles propaganda.

El Partido Popular de Cataluña (PPC) fue uno de los principales impulsores de la iniciativa españolista. Su líder, Alicia Sánchez-Camacho, estuvo en primera fila durante los actos de ayer y aseguró que “cada año el 12-O será más importante, porque la Cataluña silenciosa empieza a tener voz, rompe su silencio y le dice al resto de España y al mundo que también somos catalanes, que es nuestra manera de ser españoles, que no queremos que nos saquen de Europa y que nos rompan la convivencia”.

El PP no fue el único en alzar su voz durante la célebre fecha patria. Muy cerca de Plaza Cataluña ondeaban también banderas nacionales, pero con un águila negra en el medio. Son las que se usaban en tiempo de Franco, el símbolo más emblemático de la España fascista. Unos 500 ultras de la plataforma La España en Marcha, colectivo que engloba a los grupos de extrema derecha Falange Española, Nudo Patriótico Español, Alianza Nacional, Democracia Nacional y Movimiento Católico Español, se concentraron también a las diez de la mañana en otra plaza importante de Barcelona al grito de “unidad nacional” y “Cataluña es España”. Los manifestantes recorrieron la ciudad con el puño derecho levantado, cual desfile nazi, y quemaron banderas catalanas mientras coreaban “separatistas terroristas” y pedían la ilegalización del partido del presidente de la comunidad (líder del movimiento por la independencia), Artur Mas.

A su vez, una tercera plaza del centro de Barcelona se convirtió también en escenario de reivindicaciones, pero de color radicalmente opuesto. En la Plaza Universidad, a pocos metros de la concentración por la unidad española, y a la misma hora, alrededor de 500 personas se manifestaban contra el fascismo, gritando “es genocidio, hispanidad”. Durante su discurso, el portavoz de la plataforma convocante aseguró que salían a la calle para protestar contra las marchas españolistas y contra la xenofobia. “Pero no son sólo los partidos y organizaciones nazis los que nos preocupan. La ofensiva reaccionaria del PP en contra del aborto, políticas racistas contra los inmigrantes o la insistencia en reducir los derechos de los homosexuales son asumidas por los diversos partidos gobernantes sin pestañear”, clamó el colectivo organizador en el marco de unas jornadas antifascistas de alcance europeo bajo el lema “12-O: nada que celebrar”.

En Madrid, por su parte, tuvo lugar el tradicional desfile militar que cada año se realiza con motivo del Día de las Fuerzas Armadas, celebración que coincide con la conmemoración de la conquista de América. Pero también esta fiesta tuvo, en esta ocasión, un tinte diferente. Por primera vez en la historia, no fue el rey quien presidió el acto, todavía convaleciente por la intervención de cadera a la que fue sometido el pasado 24 de septiembre, sino su hijo, el príncipe Felipe, y su esposa, Letizia. A los pequeños ajustes de protocolo que comportó el cambio, se sumaron los recortes presupuestarios impuestos por la crisis económica. En un ambiente mucho más austero que en años anteriores, el príncipe animó a celebrar lo que une a todos los españoles, que “es mucho”, y a reafirmar el compromiso “con un futuro compartido de concordia y progreso”, en clara alusión a las demandas soberanistas de Cataluña.

Lejos de ser una gran celebración de las glorias nacionales, el 12 de octubre puso de manifiesto este año las graves fracturas que sufre el Estado español, incapaz de defender una “hispanidad” como la que dio el nombre a su fecha patria.

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Miles de personas se manifiestan en Barcelona contra la independencia de Cataluña.
Imagen: EFE
 
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