El papa Francisco renovó ayer su llamado a la paz en Siria, dijo que ese país padece desde hace tiempo una gran tribulación y apostó por la continuidad de un Medio Oriente con presencia de cristianos. Lo manifestó en una audiencia en el Vaticano con representantes de la comunidad católica greco-melquita, entre ellos el patriarca de Antioquía, Gregorio III Laham. “Creemos firmemente en la fuerza del rezo y de la reconciliación y renovamos nuestro llamamiento a los responsables para que cese todo tipo de violencia y, a través del diálogo, se encuentren soluciones justas y duraderas para un conflicto que ya causó demasiado daño”, afirmó Francisco sobre la situación en Siria. “En particular, exhortó al respeto recíproco entre las distintas confesiones religiosas, para garantizar a todos un futuro basado en los derechos inalienables de la persona, incluida la libertad religiosa”, agregó. El Papa dijo que no se resigna a pensar en un Medio Oriente sin cristianos, a pesar del fenómeno de emigración que vienen registrando. “Sin embargo, muchos de vuestros hermanos y hermanas emigraron y una nutrida representación de la comunidad en la diáspora está aquí presente”, señaló el pontífice.