Estados Unidos respalda el acuerdo del viernes entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para dar un blindaje jurídico al proceso de paz entre las partes.

“Fue un anuncio importante, un paso adelante que resuelve la pregunta sobre cómo darle seguridad jurídica y constitucional al acuerdo. Tiene todo el apoyo desde Estados Unidos”, dijo ayer a la estación colombiana W Radio, el enviado especial de ese país para las negociaciones, Bernie Aronson. Mediante dicho pacto suscrito el jueves pasado, las partes elevarán los convenios finales del proceso de paz a la categoría de Acuerdo Especial, al amparo de normas del Derecho Internacional Humanitario. Además, el acuerdo prevé incorporar de forma transitoria a la Constitución el inminente acuerdo de paz que se firmará en La Habana.

Aronson se abstuvo de opinar sobre las críticas hechas a ese acuerdo y en general al proceso por parte del partido opositor de derecha radical Centro Democrático, que lidera el ex presidente y ahora senador Álvaro Uribe. “Respeto mucho al (ex) presidente Uribe y creo que tiene un rol importante a la hora de hablar sobre este tema. Por supuesto, tiene todo el derecho de expresar sus preocupaciones sobre el proceso de paz, pero yo como enviado de Estados Unidos prefiero no tener una discusión con él”, señaló Aronson. El ex mandatario ha afirmado que convocará a una resistencia civil contra los acuerdos del proceso de paz, a lo que el presidente Juan Manuel Santos respondió que eso le recuerda a las proclamas que en los años 80 fueron el origen de grupos paramilitares de ultraderecha. “Hay quienes no pueden resistir este avance, hay quienes están desesperados porque se les va a acabar su oxígeno, que es el miedo, que es la guerra, y han acudido a todo tipo de ataques, inclusive llamando a la resistencia civil, esa misma que antes proponía Carlos Castaño (quien fuera el comandante de las bandas paramilitares)”, dijo Santos el viernes.

El Gobierno y las FARC negocian desde 2012 en Cuba. Actualmente, discuten los últimos ítems de la agenda de diálogo, referidos al alto el fuego bilateral y definitivo, la deposición de las armas por parte de la guerrilla y el mecanismo para refrendar todos los acuerdos para acabar una confrontación de cinco décadas.