EL MUNDO › EL INFORME DEL 11-S EXCULPA AL IRAK DE SADDAM PERO INVOLUCRA A IRAN CON AL-QAIDA
La pata equivocada del “Eje del Mal”
Gran parte de la justificación por Bush de la invasión de Irak descansó sobre la presunta complicidad de Saddam Hussein con Al-Qaida y Osama bin Laden, pero ayer el informe parlamentario sobre el 11-S descartó este vínculo e involucró a Irán, aunque dijo que no hay pruebas de que Teherán supiera de los atentados.
Por Rupert Cornwell *
Desde Washington
Una comisión de primer nivel entregó ayer un informe lacerante del fracaso de Estados Unidos para evitar los ataques terroristas del 11 de septiembre. Emitió una serie de recomendaciones para la reforma de la estructura de inteligencia del país, pero advirtió que aun así se debían esperar más ataques y probablemente serían más mortales. En un informe de 567 páginas, la comisión bipartidaria del 11 de septiembre dijo que ni el presidente Bush ni el presidente Clinton antes que él eran culpables directamente por no prever el complot de Al-Qaida. Sostuvo que el gran fracaso fue primariamente uno de “imaginación”, al no contemplarse que un esquema semejante pudiera planearse y llevarse a cabo en territorio de Estados Unidos. Afirma que desde el 11 de septiembre Estados Unidos se ha convertido en un lugar más seguro, pero no lo era entonces. Y acusa a Irán y a Hezbolá de complicidad con Al-Qaida.
El informe dio una lista de nueve “oportunidades perdidas” por la CIA, el FBI, el servicio de inmigración y las autoridades de transporte aéreo, pero concluye que aun así los ataques seguramente se hubieran llevado a cabo igual. Tal como fue, nada de lo que se hizo antes del 11 de septiembre de 2001 “perturbó o postergó” el esquema de Osama bin Laden. La principal recomendación es un cambio completo de la desacreditada y burocrática inteligencia del país, y la creación de un nuevo “zar” de inteligencia con rango ministerial. Tendría el control total de las agencias de inteligencia de Estados Unidos y un presupuesto anual de 40.000 millones de dólares. La comisión, sin embargo, fue contraria a una nueva agencia nacional de inteligencia, semejante a MI5 de Gran Bretaña. A nivel operacional, el informe pide la introducción completa de un sistema de análisis biométrico y mayor gasto en aspectos descuidados del sistema de transporte de Estados Unidos. Desde septiembre de 2001, un 90 por ciento del gasto en seguridad ha ido a la aviación, “para librar la última guerra”, notó ácidamente la comisión. En el país, insta a la creación de un centro antiterrorista nacional totalmente integrado. En el exterior, la comisión dice que Estados Unidos no solamente debe llevar la batalla a los santuarios del terrorismo, sino lograr una relación más honesta con Arabia Saudita, de donde provinieron 15 de los 19 secuestradores, y proveer una diplomacia pública más efectiva para contrarrestar al enemigo, que no “era el Islam, una gran fe del mundo”, en palabras de la comisión, “sino una perversión del Islam”.
El aspecto político más sensible del informe es su conclusión de que Irak no tuvo nada que ver en los ataques del 11 de septiembre y que no había relaciones cercanas entre el régimen de Saddam Hussein. Específicamente descartó informes de una supuesta reunión en Praga en abril de 2001 entre Mohammed Atta, el líder de los secuestradores, y un oficial de inteligencia iraquí. La comisión encontró que Irán, otro miembro del “eje de mal” de Bush, permitió el tránsito de algunos de los secuestradores en su camino de Arabia Saudita a los Estados Unidos, pero no existe evidencia de que Teherán haya sabido algo del plan para los ataques terroristas. Lo mismo habría sucedido con el gobierno saudita en Riad.
El informe, fruto de 20 meses de trabajo, tuvo una cálida y positiva acogida ayer en todo el espectro político. Después de haber recibido un anticipo del informe en la Casa Blanca, el presidente Bush prometió que “donde el gobierno necesite actuar, lo hará”. Su contendiente demócrata en noviembre, el senador John Kerry de Massachusetts, fue más lejos, prometiendo que, de no adoptarse una reorganización en la inteligencia, si él fuera elegido llamaría a una “cumbre de seguridad nacional” para pasarla. John McCain, el prominente senador republicano, dijo que el documento era “un programa para la reforma”. El informe es muy crítico de la cultura y de la mentalidad del gobierno y de varias agencias responsables de la seguridad nacional. A la CIA le faltan recursos y se vio obligada a confiar excesivamente en delegados en sus esfuerzos paratratar con Al-Qaida. La agencia y el FBI fueron culpados por su negativa a unir toda la información.
Aunque responsable de la contrainteligencia interior, el FBI es culpado por estar excesivamente descentralizado, y por centrarse demasiado en capturar criminales y terroristas después del hecho, en lugar de prevenir el crimen en primer lugar. Sobre todo, las varias ramas de la lucha contra el terrorismo en general y Al-Qaida en particular nunca trabajaron conjuntamente. El informe señala que entre 1995 y el 11 de septiembre mismo no había una Estimación Nacional de Inteligencia –el informe de inteligencia más importante– sobre terrorismo.
* De The Independent de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.