EL MUNDO › TODAVIA SIN UN GANADOR OFICIAL, EL CENTROIZQUIERDA HABLO DE IRREGULARIDADES

México, entre festejos y denuncias

Mientras en el conteo oficial el candidato derechista Felipe Calderón sacaba un punto de ventaja, su contendiente de centroizquierda, Manuel López Obrador, denunciaba que habían desaparecido tres millones de votos.

México sigue en vilo. El estrecho margen de ventaja que dejaron los resultados finales del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) del Instituto Federal Electoral (IFE) a favor del oficialista Felipe Calderón –36,38 por ciento– frente al izquierdista Andrés Manuel López Obrador –35,34 por ciento– no fueron suficientes para proclamar un ganador. No sólo porque no se trata del conteo final, que recién comenzará mañana, sino porque el candidato de izquierda denunció irregularidades en el proceso.

Pasadas las siete de la mañana del domingo electoral, los candidatos salieron a defender sus “triunfos” en televisión. El gran interrogante que sobrevoló durante todo el día fue si los tiempos administrativos del IFE podrían conseguir contener los tiempos políticos de los candidatos. En diálogo con Página/12, el perredista Porfirio Muñoz Ledo pidió celeridad. “Tiene que haber un presidente en dos semanas. El país no aguanta una presión política tal”, aseguró.

La fragilidad política se podría acentuar ante los rumores de fraude. Muñoz Ledo no descartó esta posibilidad. López Obrador denunció irregularidades e inconsistencias del PREP, anoche en una conferencia de prensa. Resaltó que, según los propios datos que publica el IFE en su página web, faltan tres millones de votos. Explicó que el porcentaje de participación no es igual al total de votos que calculó el PREP. Además, mostró copias de actas y boletas duplicadas que lo perjudican. “El programa no es confiable y eso se puede avalar”, declaró. Un hombre cercano a él, Muñoz Ledo, señaló a este diario que “antes del 2 de julio hubo delitos, anomalías, desvíos de recursos orquestrados por el gobierno de Fox”. La última denuncia que recayó sobre el oficialismo durante la campaña lo acusaba de manipular el padrón electoral. Muñoz Ledo adelantó que su partido ya tiene decidido impugnar unas 1300 urnas. Ya en los festejos de la madrugada de ayer, los militantes del Parido Revolucionario Democrático (PRD) advertían sobre un eventual fraude. “No vamos a dejar que se repita lo de 1988”, afirmaba uno de los perredistas, recordando la elección del ex presidente Carlos Salinas (ver recuadro). La Fiscalía que se encarga de este tipo de denuncias afirmó ayer que recibió 63 casos de irregularidades.

El gran perdedor fue, sin dudas, el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Su candidato, Roberto Madrazo, se hundió en un tercer lugar con el 21,57 por ciento. El mal desempeño del otrora todopoderoso PRI ya tuvo repercusiones en la estructura partidaria. Los 17 gobernadores priístas se autoconvocaron ayer a una reunión en la Ciudad de México para discutir el futuro del partido. Aunque no hicieron declaraciones, la iniciativa fue una señal inequívoca de que la autoridad de Madrazo quedó muy dañada con los comicios. El PRI ya venía sufriendo tensiones internas durante la campaña que habían desembocado en una salida forzada de los opositores al candidato presidencial.

Los resultados en el Congreso quedaron relegados ante la indefinición con el Ejecutivo. Sin embargo, la nueva distribución de las dos cámaras agregará un elemento más a la fragilidad que ya se descarta marcará, aunque sea en los primeros tiempos, al próximo presidente. Tanto en el Senado como en la Cámara baja ningún partido obtuvo mayorías absolutas. El PAN se impuso en las dos votaciones con poco menos del 34 por ciento. El PRD de López Obrador ganó la segunda minoría con más del 29 por ciento y el PRI quedó tercero con más del 27 por ciento.

La primera reacción de los candidatos, en la madrugada del lunes, demostró que los tiempos políticos se terminan imponiendo a los plazos judiciales cuando está en juego una elección de este calibre. A las 23 del domingo, el titular del IFE anunció que no proclamarían a un ganador y pidió a los candidatos que mantuvieran silencio para no tensar aún más la situación. Minutos después, López Obrador salió a reclamar su victoria. “De acuerdo con nuestros datos, ganamos la presidencia de la República. Exijo, pido a las autoridades electorales que respeten nuestros resultados”, aseguró el ex alcalde capitalino, ante sus seguidores. La contestación de su rival no se hizo esperar. “Hemos ganado desde el momento en que se publicó el primer dato hasta este momento, en que vamos adelante”, afirmó Calderón, mostrando las encuestas de boca de urnas.

El discurso provocó que miles de personas se reunieran en el Zócalo, el tradicional punto de encuentro de la izquierda capitalina, al grito de “Sí se pudo”. Cuando llegó López Obrador, se desató la euforia entre los perredistas. Sin embargo, existían algunos miedos entre los militantes. Mientras tanto, en la sede del conservador y oficialista Partido de Acción Nacional (PAN), en el sur de la ciudad, se reprodujeron escenas similares, aunque con una convocatoria bastante menor. Unas 800 personas se habían congregado desde la tarde del domingo frente a la sede y, para la noche ya se escuchan los gritos de victoria. “Se ve, se siente, Felipe presidente,” corearon los militantes, revoleando globos y pancartas.

El clima de tensión forzó al presidente Vicente Fox a hacer la única intervención pública que realizó hasta el momento. “Es responsabilidad de todos los actores políticos apegarse a la legalidad y respetar los tiempos que requiere el IFE para anunciar los resultados de los comicios,” aseguró el mandatario en cadena nacional. Ayer por la tarde, Los Pinos adelantó que ni el presidente, ni su vocero Ruben Aguilar, harán declaraciones hasta que se anuncien los resultados definitivos de los comicios.

A pesar de que nadie aceptó la derrota, los climas en los comités del PAN y del PRD no eran iguales en la madrugada de ayer. La decepción de los perredistas distaba mucho de la algarabía que reinaba entre los oficialistas. En la entrevista con Televisa, los periodistas le preguntaron una y otra vez a López Obrador si llamaría a sus seguidores a tomar la calle si el resultado no le era favorable. El candidato no negó esta posibilidad, aunque aseguró que reconocerá su derrota después de un conteo voto a voto. El líder izquierdista dijo como al pasar que convocará a su gente cuando sea necesario.

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