El fantasma del ’88 reapareció con la indefinición del IFE. El 2 de julio de 1988, el líder del Partido Revolucionario Democrático (PRD), Cuauhtémoc Cárdenas, perdió la presidencia la Nación por un gigantesco fraude electoral orquestrado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), en beneficio de su candidato, el ex presidente Carlos Salinas. La estafa fue todo menos sutil. Una vez cerradas las mesas de votación, los primeros sondeos daban a Cárdenas, que en ese momento lideraba el Frente Democrático Nacional. Sin embargo, un supuesto problema en el sistema electrónico detuvo el conteo y, al reanudarse, Salinas tomó la delantera. Una vez anunciada la victoria del priísta, la oposición pidió que las boletas electorales se hicieran públicas para permitir una suerte de auditoría. Un incendio “accidental” en el sótano del Congreso, donde se guardaban las boletas, borró para siempre las evidencias del fraude del PRI y la primera posibilidad real de la izquierda mexicana de acceder al poder.