Mónica Lerer de Saidman era uno de los tantos argentinos que emigró a Israel en los últimos años buscando una vida mejor. Pero los sueños de un futuro prometedor fueron cortados ayer, ya que la muerte la sorprendió mientras tomaba un café en la terraza de su departamento en la ciudad israelí de Nahariya, una ciudad habitada por más 200 familias argentinas. La mujer, de 47 años, oriunda de Buenos Aires y madre de tres hijas, vivía con una de ellas y su marido en esa ciudad cercana a la frontera con Líbano. Las otras dos hijas, de 20 y 23 años, viven y estudian en nuestro país.

Si hay una característica en la que coinciden quienes conocen a Mónica, es que era una mujer muy trabajadora. Saidman tenía un taller de artículos artesanales y se trasladó a vivir a Israel en 2003, después de que lo hiciera su marido, que se dedica a la fabricación de muebles de cocina. “A Mónica le gustaba mucho la decoración y estaba siempre muy linda”, contó Martín Saidman, sobrino de la víctima y residente de Nahariya, cerca de la frontera libanesa, en una entrevista con El Portal de los argentinos en Israel. “Fue un shock para toda la familia. Todavía es difícil de entender”, agregó. El esposo de Mónica, Darío Saidman, no quiso hablar con la prensa. “Está destrozado. Todo esto es una pesadilla”, indicó Roberto Schindler, amigo y vecino de la familia. De acuerdo a la voluntad de su marido, el cuerpo de Mónica será trasladado a la Argentina este domingo para ser enterrado en este país.

La relación entre los argentinos en Israel, sobre todo en ciudades como Nahariya, donde hay por lo menos 200 familias de nuestro país, es muy cordial, ya que comparten las dificultades con el idioma, las informaciones y actividades culturales. “Mónica era una mujer excelente, y no le interesaba el típico chusmerío de las ciudades chicas”, indicó Marcos Lion, residente argentino en Nahariya. “Si bien no era una de las residentes que más participaba en las actividades de la comunidad argentina de la ciudad, me la encontraba a menudo”, agregó el director de Radio Nahariya en diálogo telefónico con Página/12. A pesar de que no tenía una relación íntima con la mujer fallecida, Lion contó que llegó a la ciudad casi al mismo tiempo que la familia Saidman, y por ello compartió con Mónica los talleres de idioma de los cuales participan los extranjeros que llegan al país.

Lion supo del fallecimiento de Mónica ayer por la mañana. “Fue una muerte absurda. Es muy doloroso y conmocionante, ya que es una persona como uno, que llegó con nosotros a esta ciudad. Así como le pasó a ella, le podría haber pasado a cualquiera”, indicó el argentino. Los Saidman viven en el quinto piso de un edificio de siete plantas en la calle Trumpeldor de Nahariya. Según difundieron medios israelíes, la víctima habría desoído instrucciones de las fuerzas israelíes sobre refugiarse en cuartos seguros, y se encontraba en la terraza de su casa cuando un cohete Katiusha lanzado por el grupo fundamentalista pro iraní Hezbolla rozó el séptimo piso del edificio, provocó un agujero en el sexto, e impactó en el lugar donde se encontraba.

Sin embargo, los residentes de la localidad no tienen miedo de vivir en Israel. Según Lion, la muerte de Mónica fue una desgracia, pero ellos se sienten seguros, ya que cada edificio tiene su propio refugio y el ejército los protege. “Las ciudades no están en el campo de batalla, pero el gobierno igualmente prevé que puede pasar algo. El ejército y la policía nos protegen, están de nuestro lado”, afirmó el director de Radio Nahariya.

Las noticias de la muerte de Mónica fueron recibidas con pesar en la Argentina. El embajador de Israel en Buenos Aires, Rafael Eldad, expresó sus condolencias por la muerte de Saidman. De la misma forma se expresó el canciller argentino, Jorge Taiana, quien instruyó especialmente a la Dirección General de Asuntos Consulares para que provea la ayuda que pudieran requerir los familiares de Mónica. “El gobierno argentino hace llegar a los deudos sus más sentidas condolencias ante la irreparable pérdida sufrida”, señaló una nota emitida por la Cancillería argentina.

Informe: Virginia Scardamaglia.