En medio de la crisis por las elecciones presidenciales del pasado 2 de julio, el estado mexicano de Chiapas celebró ayer comicios para gobernador, sin que se anunciara todavía el ganador. Uno de los datos más interesantes de la elección fue la alianza entre el oficialista Partido Acción Nacional (PAN) y su histórico rival, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), para derrotar al candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), que mantiene una campaña de resistencia civil desde el centro del país encabezada por su candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador. La elección fue la primera que se efectuó en México después de los comicios presidenciales, impugnados por López Obrador, segundo en el conteo por un margen de 0,58 por ciento, por debajo del oficialista Felipe Calderón.

Las encuestas no daban un claro vencedor anoche, pero ambos bandos se declaraban ganadores. Un asesor del equipo del centroizquierdista Juan Sabines, de la coalición Por el Bien de Chiapas, encabezada por el PRD, aseguró que dos encuestas, Ipsos-Bimsa y GEA, les dan la victoria con entre 5 y 7 por ciento más votos que José Antonio Aguilar, el candidato del PRI. Por su parte, el PRI difundió una encuesta de la empresa Marketing Político que situaba a Aguilar con un 2 por ciento más de votos que Sabines.

Las elecciones de ayer son consideradas estratégicas por analistas políticos que las ven como una prueba de fuego para los partidos que se disputan aún el triunfo en las elecciones presidenciales, que todavía no han sido dictaminados por el tribunal electoral. En este sentido, el conflicto nacional por la presidencia se trasladó a Chiapas y obligó al PAN y al Partido Nueva Alianza (Panal) a retirar a sus candidatos hace diez días y apoyar en último momento al candidato priísta Aguilar.

El PAN, ligado al sector empresarial y eclesiástico, nunca se había aliado electoralmente con el PRI, cuya principal base la han constituido históricamente campesinos y trabajadores sindicalizados. Sin embargo se vieron empujados a una alianza circunstancial. El presidente del PAN, Manuel Espino, dijo que esta alianza busca detener el avance del PRD en el país y enfrentar el apoyo que –según esta coalición– ha brindado el gobernador del estado Pablo Salazar al candidato centroizquierdista.

Para el PRD la elección también es estratégica. El presidente nacional de ese partido, Leonel Cota, dijo que esta elección es “extraordinariamente fundamental para nosotros”, debido a la campaña de protestas y de resistencia pacífica que mantiene López Obrador. “Siempre será relevante el primer proceso electoral después de la elección presidencial, y más en la circunstancia actual”, aseguró Cota. “Chiapas será nuestra primera prueba para demostrar si efectivamente están de acuerdo con nuestra posición de lucha con la resistencia civil”, indicó el presidente del partido centroizquierdista.

Por su parte, López Obrador siguió ayer con sus denuncias y solicitando un recuento voto por voto de las elecciones presidenciales. El candidato del PRD indicó que la derecha intentó sobornar al Tribunal Federal Electoral (Trife) para que convalide el triunfo de su rival, Felipe Calderón. “No es aventurado decir que están a la orden del día los cañonazos de dinero y los ofrecimientos de cargos públicos para el futuro (...) Los magistrados están emplazados, no por nosotros, sino por la historia”, afirmó López Obrador en una asamblea con sus partidarios en la Plaza del Zócalo de la capital mexicana.