Lunes, 21 de agosto de 2006 | Hoy
EL PAíS › JORGE SOBISCH, GOBERNADOR DE NEUQUEN
Aunque en PRO cada vez muestran una mayor distancia, Sobisch sigue hablando de dirimir su candidatura con Mauricio Macri y minimiza sus diferencias con López Murphy. Además, habla de su relación con Blumberg y de Lavagna.
Por Werner Pertot
Al igual que su socio distante Mauricio Macri, el gobernador de Neuquén, Jorge Sobisch, inició su carrera política desde el deporte, aunque con menos brillo: fue presidente del Club Independiente de Neuquén. Permanece en la gobernación desde 1991 (con un interregno entre 1995 y 1999). Su padre, Carlos Sobisch, un suboficial del Ejército en la época de Perón, fue uno de los fundadores del Movimiento Popular Neuquino, que ahora preside él. Desde allí, consolidó su alianza con el menemismo en 1999 y en las elecciones de 2003 apoyó abiertamente al riojano. En cambio, nunca ocultó su vieja inquina con Néstor Kirchner: cuestionó la anulación de las leyes de impunidad, la creación de un espacio para la memoria en la ESMA y el juicio político a los automáticos de la Corte Suprema. Ahora busca enfrentarlo en 2007, aunque no reúne demasiados apoyos, ni mucho conocimiento. “Antes algunos hasta me decían Sofovich”, reconoció en diálogo con este diario.
Sobisch recibe a Página/12 en el piso 17 de sus lujosas oficinas, sobre la calle Maipú. Reclinado en un sillón color salmón, a lo largo del reportaje demuestra un optimismo a prueba de balas. El neuquino lanzó su candidatura a presidente aunque no cuenta con el respaldo ni de PRO –que anunció que tendrá un “candidato propio”– ni del peronismo no K, ni de la UCR, que sigue pensando en Roberto Lavagna. Lo único que consiguió hasta ahora es la tibia adhesión de la UCeDé. En busca de sumar apoyos, continúa recorriendo el país y le propuso a Macri ir a una interna abierta. Cerca del diputado part-time, la idea no tuvo gran aceptación, dada la magra intención de voto que tiene el neuquino.
–¿Por qué cree que puede ser mejor candidato a presidente que Macri?
–Las candidaturas se construyen en la medida en que caminé primero la intendencia, la gobernación de Neuquén y, en esta tercera etapa, el país. Cuando fui intendente resolvía problemas todos los días: hay una baldosa floja y es como que tu mujer te reta porque está el piso roto. Soy un hombre práctico. Ese conocimiento profundo de poder interpretar las distintas realidades de la Argentina, yo lo tengo muy afinado.
–¿Lo que le falta a Macri es eso?
–Macri tiene una experiencia exitosa como presidente de Boca. No diría que soy mejor, porque sería un acto de soberbia. Lo que nos diferencia es que yo puedo basar una campaña en cómo he resuelto los problemas de una provincia. Mi relación con Macri, de todas formas, es muy buena.
–¿No le molestó que haya tomado distancia?
–No.
–Una de las cosas que pidió el empresario es que si mide mejor, usted lo apoye. ¿Estaría dispuesto a bajar su candidatura?
–En el momento en que sea razonable... supongo que estará dispuesto a bajarse él también. El que esté mejor posicionado será el candidato y el otro apoyará. Sigo en la misma línea: si otro tiene más que yo, bueno, lo acompaño.
–El que planteó otra cosa fue López Murphy.
–Sí, pero yo con López Murphy no arreglé nada.
–Pero él dijo que la relación entre PRO y usted “está liquidada”.
–No pierdo el tiempo respondiendo esas cosas. No vale la pena. En términos políticos tenemos visiones distintas, lo que no quiere decir que nos podemos sentar a una mesa.
–Creo que lo que nunca le pudo perdonar es que uno de sus diputados provinciales lo vinculara a usted con un caso de coimas.
–No, no, no. En política hay dos cosas que uno no puede hacer: una, tener odios y rencores; dos, designar herederos. Uno tiene etapas en la política y cuando se cumplen, uno tiene que ver si se convirtió en el viejo vizcacha, en un viejo pícaro o en un hombre de consulta.
–¿No piensa en un heredero para Neuquén, ya que no puede reelegir?
–Tenemos tres candidatos: (Pedro) Salvatori, (José) Brillo y Jorge Sapag. No tengo una preferencia... Quiero que haya consenso para llevar una sola lista o que haya acuerdos, antes de llegar a internas.
–A Lavagna, ¿usted lo ve como un aliado o como un escollo?
–En este momento, estoy haciendo una campaña solo. Así que no me suma ni me resta. El tiempo dirá si se puede convertir en un candidato.
–Eso también vale para usted, que todavía no tiene un armado.
–Hay que construir poder, no hay armado si no hay poder. Es como jugar al fútbol sin tener una cancha.
–¿Tiene aliados en otras provincias?
–Estamos en la etapa de construcción de la candidatura, para que la gente me conozca. Antes algunos hasta me decían “Sofovich”.
–Por ejemplo, en La Rioja, ¿se animaría a volver a apoyarlo a Carlos Menem?
–No.
–No volvería a cometer ese error..
–No, hay etapas en la política... no es una cuestión personal, ni un cuestionamiento a sus condiciones: fue tres o cuatro veces gobernador, diez años presidente y ahora es senador nacional. Pero son etapas, como le expliqué antes.
–Hace poco se juntó con Blumberg, que es un posible candidato de PRO a gobernador bonaerense.
–No me junté para hablar de candidaturas. Tengo una relación de hace tiempo, donde hemos intercambiado planes de seguridad, lo he apoyado y lo voy a seguir apoyando. Nosotros hemos desarrollado un plan de seguridad, que no se instala de la noche a la mañana. Para nosotros es más importante el handy que la pistola. Es decir, las políticas de disuasión que llegar encima del problema a tener que tomar medidas extremas. Blumberg me comentó que por ahora está abocado al juicio de su hijo.
–¿Pero lo ve como un buen candidato? ¿Lo llevaría en su boleta en la provincia?
–No podría opinar sobre eso hoy, porque podría empañar lo que él está haciendo. Hay que esperar. Los candidatos se ven cuando hacen campaña.
–¿Está de acuerdo con la baja de la edad de imputabilidad que propone Blumberg?
–Nosotros tenemos una ley que está como un fuerte debate, porque ha habido hechos delictivos de los jóvenes y esto puso en duda la efectividad de la ley. Se presentaron proyectos...
–Concretamente, en octubre de 2004 usted presentó un proyecto que permitía detener a menores cuando “fueran perseguidos por el clamor público” y encerrarlos en clínicas psiquiátricas...
–No no, encerrarlos nunca. Nunca nadie habló de encerrarlos. En todo caso, eso es lo que decía la oposición de nuestro proyecto...
–No sólo la oposición, también recibió críticas de Unicef, de la Secretaría de Derechos Humanos de Nación.
–Pero jamás habló de “encerrar”, sino de elaborar tratamientos a efectos de ayudar a los jóvenes que delinquen. Acá hay una confusión: los proyectos, son proyectos... Uno no necesariamente coincide. Están para que los debata el Parlamento.
–Pero usted coincide con lo que presentó.
–Sí, sí, pero insisto: no se habló en ningún momento de “encerrar”. Pero hay un fuerte clamor en la sociedad para que se actualicen las leyes en función de la problemática social. Me imagino que si una persona de 17 años se pone una bomba en el cuerpo y es una bomba humana y viene y mata a cien personas, por más que tenga 17 años no va a decir la gente que está bien. Nos está faltando un debate profundo y serio en la sociedad para construir herramientas que nos permitan vivir en una sociedad mejor.
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