Viernes, 15 de septiembre de 2006 | Hoy
EL MUNDO › POR PRESION DE SU PROPIO PARTIDO, EL PRESIDENTE NO FESTEJARA EN EL ZOCALO
Un acuerdo parlamentario entre las bancadas oficialista y opositora previno un peligroso choque el día de la Independencia, al conminar a Fox a no dar el tradicional “grito” en el Zócalo ocupado por simpatizantes de López Obrador. Para evitarlos, Fox se trasladará a su provincia natal.
Por Gerardo Albarrán de Alba
Desde México, D. F.
El machismo institucional del presidente Vicente Fox sucumbió finalmente y ayer optó por cederle el Zócalo a Andrés Manuel López Obrador para la ceremonia cívica de esta noche, por lo que viajará al pueblo de Dolores, en su estado natal de Guanajuato, para dar desde ahí el “grito” de independencia. Pero ni siquiera es suyo el mérito de la prudencia: tuvo que ser el Senado de la República el que ayer le solicitara por unanimidad trasladar la ceremonia oficial al poblado donde se inició la gesta independentista de 1810 para evitar un “desencuentro no deseado” con el ex candidato presidencial de izquierda, que si bien es cierto aceptó levantar el plantón que instaló en el corazón de la Ciudad de México desde el 30 de julio, también anunció que permanecería ahí hasta la madrugada de mañana y encabezaría su propio festejo ante sus seguidores.
Anteanoche, elementos del Estado Mayor Presidencial –que desde hace varios días tomaron los alrededores del Palacio Nacional– se enfrentaron a parte de los manifestantes que permanecen en el Zócalo y enrarecieron aún más el ambiente que le esperaría a Fox si se presentara hoy en el Zócalo. Ante esto, los senadores del oficialista PAN –el partido de Fox y de su sucesor, Felipe Calderón– presentaron ayer un punto de acuerdo para solicitarle al presidente que mejor se fuera a festejar a Guanajuato. Una hora después, la Secretaría de Gobernación confirmó la cancelación de la ceremonia oficial en la capital del país, alegando que, “después de ponderar lo mejor para la nación”, Fox “aceptó la insistente invitación del gobernador de Guanajuato y del alcalde de Dolores”.
Entre los factores que influyeron, además de la posibilidad de exacerbar el encono, destaca el ridículo presidencial de anunciar una ceremonia oficial impregnada de “austeridad republicana”, por lo que esta vez sólo había invitado a menos de la tercera parte de las personas que cada año asisten al Palacio Nacional, y en lugar de la tradicional cena apenas habría una recepción para el cuerpo diplomático acreditado en México. Esto contrasta con declaraciones anteriores de Fox, que desde hace semanas se había empecinado en dar el “grito” en el Zócalo, y así lo declaraba todos los días, lo que era considerado una baladronada y una provocación para los seguidores de López Obrador.
La petición del Senado, aceptada rápidamente por Fox, provocó alivio a muchos actores políticos nacionales que quisieron ver en esto un pequeño resquicio para la mesura, alimentada por los primeros acuerdos legislativos que ya se han dado entre izquierda y derecha y la resignada aceptación de Felipe Calderón como próximo presidente de la República por parte de legisladores y gobernadores del PRD. Estos últimos incluso se reunieron ya con él a principios de esta semana en la Conferencia de Gobernadores para plantear los primeros temas de la agenda política y social de los próximos seis años y hasta le arrancaron una disculpa por referirse a López Obrador y sus casi 15 millones de votos como los “violentos”, durante un festejo con dirigentes y militantes del PAN el domingo pasado.
Sin embargo, el gobierno federal no cedió completamente a la presión del izquierdista PRD y, si bien Fox se trasladará a Guanajuato, dejará en el Zócalo al secretario de Gobernación –el ultraconservador Carlos Abascal– para que lo represente en la ceremonia cívica que, de cualquier forma, sí se realizará, pero sin la presencia del presidente de la República. Eso sí, ahí mismo estará el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, el perredista Alejandro Encinas, quien probablemente dé el “grito” ante una plaza colmada por seguidores de López Obrador. El PRD dijo que el secretario de Gobernación “no es muy bien recibido”, pero celebró la posibilidad de que Encinas sea quien encabece el acto oficial.
En cualquier caso, el presidente no podrá irse a su rancho, en el mismo estado de Guanajuato, para pasar el fin de semana como acostumbra hacerlo, porque tendrá que regresar mañana a la capital del país para encabezar el tradicional desfile militar, en su calidad de comandante supremo de las fuerzas armadas mexicanas. López Obrador y sus seguidores anunciaron que se retirarán completamente del Zócalo durante la madrugada para permitir que elementos del Ejército, Marina y Fuerza Aérea marchen frente al balcón central del Palacio Nacional, ahora sí con la presencia de Fox.
Nada de esto, por supuesto, resuelve la crisis de fondo. Unas horas después del desfile militar, López Obrador regresará al Zócalo para encabezar la Convención Nacional Democrática en la que, frente a delegaciones provenientes de todo el país, pretende crear un gobierno paralelo y, además, “legítimo”, que enfrentará al “usurpador” Felipe Calderón durante los próximos seis años.
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