Viernes, 29 de septiembre de 2006 | Hoy
La creciente popularidad de la candidata de la izquierda trata de evitar el triunfo de Lula.
Por D. P.
Ella vale más que sus ocho puntos electorales. Heloisa Helena, candidata a la presidencia por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), estuvo ayer en boca de todos. A pesar de no tener posibilidades reales de ganar el próximo domingo, el peso de Helena podría ser determinante en el tramo final de la disputa. Lula está cinco puntos arriba de la suma de todos sus adversarios. Si pierde esa distancia de aquí al domingo, se tendrá que enfrentar con un ballottage el 29 de octubre.
En el entorno del presidente hay quienes la llaman “la loca”, desde que fue expulsada del PT en 2003, por oponerse a la reforma del sistema previsional en defensa de las promesas de campaña petistas. Desde ese momento, Helena destila odio hacia el mandatario al que llama “su majestad barbuda”. Pero lo cierto es que en el Palacio del Planalto le temen más a Helena que al principal candidato opositor, el derechista Geraldo Alckmin. Ella podría tornarse una pesadilla para Lula en el estudio del canal Globo, en Río de Janeiro, donde se llevó a cabo el debate. Ese fue el motivo que hizo que Lula dudase hasta último momento de participar en la compulsa.
El discurso de campaña de Helena fue predominantemente ético, aunque no descuidó argumentos de izquierda como el ataque a la política “servil del gobierno ante los banqueros”. Un sector de su coalición le cuestionó haber sido más dura y apasionada en su lucha contra la corrupción del actual gobierno que contra la del anterior, a cargo de Fernando Henrique Cardoso (1994-2002). Eso también lo advirtieron los estrategas de Alckmin, quienes recientemente le propusieron a los asesores de Helena seguir una táctica común contra Lula en la televisión. No se sabe qué respuesta recibieron, pero el mero acercamiento le dio argumento al oficialismo para acusarla de ser un instrumento de la derecha.
Con un ocho por ciento de intenciones de voto, la senadora del nordestino estado de Alagoas no imagina vencer en los comicios del domingo. La campaña fue su plataforma de lanzamiento nacional hacia una nueva fuerza de izquierda capaz de aglutinar detrás suyo al mar de desengañados con el Partido de los Trabajadores (PT). Más allá de que muchos de ellos aún votarán a Lula en estas elecciones.
De momento, ya consiguió persuadir a una fracción de sectores medios e intelectuales, pero no a la todavía poderosa base popular petista, ni a sectores organizados como los campesinos sin tierra o los sindicatos. Para dejar de ser una referencia antipetista y alcanzar la estatura de líder nacional deberá conquistar a esas masas. Y lo sabe, como quedó probado en un breve diálogo con Página/12, cuando se le preguntó si le agradaba ser comparada con mujeres fuertes como Anita Garibaldi o Eva Perón. “Prefiero parecerme a las mujeres de mi pueblo, a esas mujeres que en el nordeste pelean por sobrevivir, por acabar con la discriminación masculina, por cuidar a sus hijos. He conocido a verdaderas heroínas populares que me han demostrado que tienen más garra que yo”, afirmó la candidata.
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