Las peleas quedaron atrás. El presidente peruano Alan García y su par venezolano Hugo Chávez sellaron su reconciliación en la ciudad boliviana de Cochabamba con un abrazo y un apretón de manos. La historia entre ambos líderes era turbia, ya que habían cruzado durísimos insultos durante todo el año. “Los dos somos personas cordiales y educadas. Las discusiones y cualquier tipo de expresiones anteriores quedan cerradas como un capítulo del pasado”, afirmó García a la radio peruana RPP desde Cochabamba.

“Con Chávez tenemos una buena relación o, como se dice, una buena química. Los dos tenemos un buen sentido social desde nuestras diferentes realidades y queremos que los beneficios alcancen a los más pobres y excluidos”, afirmó el mandatario peruano en una declaración que sorprendió a más de uno, y no sin razones.

La relación entre Chávez y García no era de las mejores en la región. Las diferencias habían llegado a un punto extremo durante la campaña electoral por las presidenciales en Perú en mayo pasado, cuando García fustigó con dureza a Chávez. El peruano se molestó con el presidente venezolano por sus críticas al acuerdo de libre comercio que Lima firmó con Washington. Además, a García le exasperaba el abierto apoyo de Chávez al nacionalista Ollanta Humala, su contrincante en las elecciones. Los insultos fueron fuertes. García llamó al presidente venezolano “sátrapa, corrupto e hipócrita”, mientras que Chávez calificó al peruano como “truhán, corrupto, tahúr, irresponsable, demagogo y ladrón”.

El intercambio de insultos, que también salpicaron al entonces presidente peruano, Alejandro Toledo, generó una crisis diplomática entre Venezuela y Perú, que derivó en la retirada de los respectivos embajadores en Lima y Caracas. Eso cambiaría en los próximos días. Según el canciller peruano, José García Belaunde, uno de los resultados del acercamiento es que Perú y Venezuela volverían a designar embajadores en Caracas y Lima. “La relación con Venezuela tendrá que normalizarse”, declaró el jefe de la diplomacia.

El primer paso para el acercamiento lo había dado García después de la reelección de Chávez del domingo pasado. “A todo el que gane hay que felicitarlo”, indicó el mandatario peruano, lo que fue interpretado por el venezolano como un gesto de acercamiento. Sin embargo parece que había algo más que un buen gesto de parte de García. La frase podría ser interpretada también como una ironía, ya que Chávez no lo felicitó cuando resultó ganador de las elecciones en junio pasado.

La II Cumbre Sudamericana se encargó de otorgar el espacio para que los dos líderes se acercaran. El presidente peruano resaltó que los primeros contactos con Chávez se produjeron la noche del viernes durante la cena de la Cumbre, en la que “ambos nos saludamos e intercambiamos ideas”. Después de la fotografía oficial, los mandatarios sellaron la reconciliación con el intercambio de saludos y gestos amistosos ante la prensa.