Todos los proyectores del mundo político francés se dirigen hoy hacia la candidata socialista a las elecciones presidenciales del 22 de abril. Después de 40 días de caída libre en los sondeos, de ásperas controversias internas con los miembros del Partido Socialista (PS), de enfrentamientos públicos con su compañero y primer secretario del PS, de algunas metidas de pata memorables y de una concentrada ofensiva de la derecha, Ségolène Royal presenta este domingo al tan esperado programa electoral.

Bajo la presión interna de los llamados “elefantes rosas”, es decir, los cuadros del PS que se burlaban de la estrategia adoptada por Ségolène Royal, y la tensión externa ejercida por la trepidante campaña de su rival conservador, el ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, Royal mostrará este domingo ante diez mil simpatizantes el resultado de lo que fue su acción más controvertida: la síntesis elaborada luego de haber participado en cerca de 5000 debates. Se trata de una forma nueva de entablar un contacto con el elector.

Antes de que fuera oficialmente candidata luego de derrotar a los tres postulantes del PS, el método de Ségolène Royal la había llevado a la cima de los sondeos de opinión de una manera tan constante que desconcertó no sólo a sus adversarios de la interna socialista sino también a la derecha. Pero el método mostró sus límites en cuanto Nicolas Sarkozy salió en campaña: en menos de dos semanas los sondeos se dieron vuelta y todas las luces pasaron al rojo. La opinión pública juzga su campaña de mala calidad, no suscita adhesiones en los campos como la seguridad o el desempleo y su popularidad perdió más de 11 puntos entre lo que antes constituía su electorado más fiel, es decir, los electores que tienen entre 19 y 30 años.

Ello desembocó en un neto corte de las preferencias de voto. Nicolas Sarkozy le gana hoy por una diferencia que oscila entre los cuatro y cinco puntos. La caída de Royal era tan constante que en las últimas semanas sus enemigos más declarados dentro del PS salieron a apoyarla, incluido el ex primer ministro socialista Lionel Jospin y el ex ministro de Economía Dominique Straus-Kahn.

Luego de la “fase a la escucha” de los ciudadanos llegó la “fase de combate”, según el término elegido por los socialistas. “Tenemos que ganar la batalla de las ideas”, dicen hoy los responsables socialistas. Comprometida con el contacto directo con los electores, Royal se mostró poco, no reaccionó a los ataques de la derecha ni a las propuestas electorales provenientes del aparato de Sarkozy. Recién a mediados de esta semana salió a golpear a los conservadores con un discurso con fuertes acentos de izquierda en el cual acusó a la derecha de gobernar para los que comen con cuchara de plata. Royal corre hoy detrás de los electores que se han ido mudando poco a poco a las urnas del ministro de Interior o del candidato centrista François Bayrou.

La candidata socialista saldrá este domingo a escena con la enorme presión surgida de las expectativas que ella misma suscitó a lo largo de la extensa etapa en que se consagró a dialogar con la sociedad. Todos esperan que su programa esté a la altura del suspenso que instauró. Pero como ocurre siempre en este tipo de configuraciones, las fuertes expectativas desembocan también en sólidas decepciones. Royal ya cosechó un éxito concreto esta semana. Después de haber sido objeto de burlas, rechazo y cuestionamientos profundos de parte de los dirigentes socialistas, la representante de la izquierda democrática aunó adhesiones el martes pasado en el curso de un efusivo meeting organizado en París. El entusiasmo que se sintió en ese meeting obligó a la dirigencia socialista a cambiar el programa previsto para este 11 de febrero.

Desbordados por la afluencia de simpatizantes que el martes acudieron a ver a Royal, el PS decidió celebrar la reunión de hoy en un lugar mucho más amplio que el que estaba previsto. Antes de que en el curso del próximo mes de marzo se conozca la plataforma electoral completa, Royal presentará hoy las grandes orientaciones en torno de lo que constituyen los tres pilares de su plataforma: economía, sociedad y medio ambiente. Se espera que la candidata anuncie con precisión tres o cuatro medidas emblemáticas para cada uno de los temas centrales. Con este fin, Ségolène Royal ofrecerá una suerte de síntesis que cruza su propio programa con el proyecto del Partido Socialista adoptado en julio pasado.