El escándalo que azota a uno de los principales aliados del presidente Luiz Inácio Lula da Silva podría terminar de escapársele de las manos al oficialismo brasileño. El relator del Comité de Etica que investiga al presidente del Congreso, Renán Calheiros, tuvo que renunciar el miércoles a la noche después de fallar en todos sus intentos por cerrar el caso. Sibá Machado era la figura que la bancada oficialista y el Palacio del Planalto habían designado para contener el escándalo. Ayer el Comité decidió ampliar la investigación y citar otra vez a Calheiros.

El presidente del Senado se volvió a mostrar preocupado ayer. Sugirió declarar ante el Comité que lo investiga, pero no obtuvo respuesta. Impaciente, salió a hablar con los medios de comunicación. “Soy un hombre forjado en la lucha. La palabra renuncia no existe en mi diccionario. Todas las malhabladurías que se han dicho contra mí las rebatí con pruebas”, afirmó. El líder del Partido del Movimiento Democrático Brasileño, la mayor fuerza aliada en el gobierno de Lula, es acusado por la policía de recibir sobornos de una empresa constructora, ganadora de millonarias licitaciones públicas. Según la investigación policial y denuncias de la prensa, un lobbista de la empresa pagaba la pensión a una ex amante, con la que había tenido una hija hace tres años.

Calheiros ya se había defendido ante sus compañeros en la Cámara alta. Entregó documentación fiscal, datos de su situación financiera y reconoció públicamente su relación extramatrimonial. Sin embargo, un informe de la policía terminó de enterrar las posibilidades de una absolución en el Comité de Etica. La policía sostuvo que las pruebas presentadas por el aliado de Lula no sólo no lo libran de sospecha del delito de corrupción, sino que abren la puerta a una investigación por presunta evasión de impuestos.