Viernes, 14 de septiembre de 2007 | Hoy
EL MUNDO › AVAL A LA SUGERENCIA DEL COMANDANTE EN IRAK, DAVID PETRAEUS
El mandatario republicano dijo que volverán a sus casas unos 5700 soldados en diciembre y, para mediados de 2008, lo harán treinta mil que habían sido enviados como refuerzo. Su tono optimista contrastó con la noticia de que un máximo referente sunnita fue asesinado.
La presión pudo más. Después de intentar retrasarlo lo más posible, el presidente norteamericano, George Bush, anunció anoche el primer retiro de tropas de Irak. Básicamente, el mandatario aceptó las sugerencias que hizo esta semana del comandante David Petraeus. Traerá de vuelta a unos 5700 soldados en diciembre próximo y, para mediados de 2008, a los 30 mil que había enviado como refuerzo a principio de año en el llamado “surge”. Esto significaría una reducción de cinco brigadas, de un total de veinte. “Por primera vez en años, los que han estado en lados opuestos en este complicado debate podrán volver a estar juntos”, dijo el mandatario en un discurso a la nación difundido por televisión. Bush se mostró convencido de que esta “nueva estrategia” terminará con la polarización creada en torno de la guerra, especialmente en el Congreso controlado por la oposición.
Los asesores de Bush eligieron el Salón Oval de la Casa Blanca como fondo. Con todos los formalismos del caso, el mandatario estadounidense se mostró muy serio y se dirigió directamente a los legisladores. “Les doy las gracias por suministrarnos los recursos y los fondos cruciales para nuestro ejército. Y les pido que se unan a mí en respaldar las recomendaciones que ha hecho el general Petraeus, y el nivel de tropas que ha solicitado”, demandó, refiriéndose abiertamente a los miembros de ambas Cámaras legislativas. Como también había hecho el comandante en Irak, Bush no quiso entrar en detalle sobre cómo será el cronograma de retirada. “Cuanto más éxito tengamos, más tropas volverán a casa”, señaló.
El mandatario confirmó las advertencias que habían anticipado los analistas y los legisladores demócratas, al condicionar los repliegues del año próximo a los avances militares. “Ante todo hay que asegurarse de que los comandantes en el campo de batalla tengan los soldados y la flexibilidad que necesitan para derrotar al enemigo”, destacó. Siguiendo esta lógica, el mandatario explicó que la retirada de una primera brigada a fines de año es posible gracias a la “pacificación” de la provincia iraquí de Anbar, una de las zonas en donde la estrategia de negociación con los líderes sunnitas locales dio resultado.
Bush, en un claro mensaje a los legisladores demócratas que vienen abogando por una salida inmediata, intentó destacar que recién ahora es seguro comenzar a retirar soldados del golfo Pérsico. “Ahora, gracias a la importancia del éxito que estamos viendo en Irak, podemos empezar a ver cómo nuestras tropas vuelven a casa”, afirmó, recordando la misma lista de “éxitos” que había desplegado Petraeus ante las dos Cámaras. El mandatario ocupó gran parte de su discurso a enumerar los “éxitos” que ya había mencionado el general Petraeus durante esta semana. Sostuvo que la situación en Anbar se está repitiendo en el resto del país, en zonas como el norte y la capital. También se esforzó en destacar que la “influencia iraní” y la de los militantes de Al Qaida estaba debilitándose, debido a los avances en la reconciliación social y política a nivel local.
El presidente, sin embargo, no pudo evitar reconocer que esa supuesta reconciliación no se está dando a nivel nacional. “El gobierno iraquí no alcanzó sus propios objetivos legislativos y, en mis reuniones con los dirigentes iraquíes, dejé claro que deben”, reconoció. Sin embargo, al mismo tiempo evitó mostrarse tan duro como en sus declaraciones de hace unas semanas contra el premier iraquí Nouri al Maliki. “Están sentando las bases para su reconciliación nacional”, aseguró. La relación entre la Casa Blanca y Bagdad parece haber superado los días de tensión, ya que el mandatario dejó entrever que el gobierno iraquí fue consultado antes de definir la retirada.
A pesar de las críticas y las presiones de los últimos meses, Bush volvió a asegurar que la guerra en Irak es esencial para la seguridad nacional. “Lograr un Irak libre es imprescindible para la seguridad de los Estados Unidos”, afirmó. “A nuestros amigos les digo: no se preocupen porque Estados Unidos no abandona a sus amigos”, agregó.
Ni el conocido argumento de seguridad nacional ni la primera retirada parcial lograron convencer a los demócratas, que ya a la tarde comenzaron a cuestionar los adelantos del discurso que filtraban asesores de la Casa Blanca (ver aparte). En una carta dirigida al presidente Bush, la senadora y precandidata presidencial Hillary Clinton aseguró que a pesar de ser un primer paso, la medida llega muy tarde.
Incluso, las bancadas mayoritarias de ambas Cámaras se reunieron a horas del discurso para comenzar a debatir nuevos proyectos de ley para forzar una mayor retirada de las tropas en Irak. A puertas cerradas, los legisladores habrían discutido leyes que permitan limitar las tareas de los soldados a entrenar a las fuerzas iraquíes, proteger intereses estadounidenses y realizar operaciones “antiterroristas” puntuales. Según adelantaron medios estadounidenses, los demócratas estarían dispuestos a no imponer plazos para una retirada total para conseguir el apoyo de los legisladores republicanos. Hasta ahora, la oposición no ha logrado revertir los vetos de Bush, quien sigue firme en su decisión de no aceptar calendarios para un repliegue de las tropas. Necesita una mayoría especial y los votos de una importante porción de los republicanos, que siguen fieles a la Casa Blanca.
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