Los ataques israelíes contra la Franja de Gaza volvieron a provocar la ira de los militantes de Hamas. Seis palestinos murieron y cerca de una docena resultaron heridos ayer por la mañana en tiroteos y ataques aéreos en la frontera entre el territorio ocupado y el norte israelí. Todos serían miembros del brazo militar del partido islámico, las Brigadas Al Qassam. A la tarde, durante los funerales, el repudio y la tristeza se convirtió en odio y algunos de los principales dirigentes de Hamas prometieron venganza. “El enemigo debe prepararse para su funeral”, afirmó el vocero del movimiento que controla la franja, Abu Obeida. Según advirtió, el estrangulamiento financiero y energético les ha permitido ampliar su capacidad de reclutamiento entre los más jóvenes. Desde las milicias pronto tomaron el guante que dejó el gobierno del primer ministro Ismail Haniyeh. “La verdadera descarga de cohetes todavía no ha empezado”, advirtió el vocero de los Comités de Resistencia Popular, Abu Mujahed. A pesar del constante enfrentamiento entre Gaza y Tel Aviv, los ataques contra el territorio israelí habían disminuido en las últimas semanas. En parte por el acoso diario de los helicópteros y los tanques israelíes, que no siempre se limitan a la zona fronteriza. Pero en parte también porque la directiva de Hamas no ha querido recalentar el clima durante la cumbre de Annapolis, en la que Hamas quedó afuera de las negociaciones de paz entre Israel y el gobierno de la Autoridad Palestina de Mahmud Abbas.