Domingo, 2 de diciembre de 2007 | Hoy
EL MUNDO › LA VISPERA DEL PLEBISCITO EN VENEZUELA
Las principales encuestadoras no se animaban a dar un resultado: o es empate técnico o una ligera ventaja en descuento. Son señales de un desgaste del gobierno y de una baja en el optimismo. Testimonios y análisis de las pulsiones que se juegan hoy.
Por Santiago O’Donnell
Desde Caracas
A horas el referéndum sobre la reforma constitucional en Venezuela, que es cada vez más un plebiscito sobre la figura de Hugo Chávez, los principales encuestadores no se animan a pronosticar un ganador. Consultora XXI registra un empate técnico y Datanálisis lo tiene al No cuatro puntos arriba, pero con Chávez acortando la distancia en los últimos días.
Más allá del resultado, que marcará el futuro del principal proveedor de combustible en la región, lo que los números parecen mostrar es que el chavismo no pasa por su mejor momento. El optimismo está en baja. “Por primera vez desde 1999, la gente que dice que está bien supera a la gente que dice que va a estar mejor”, dice Luis Cristiansen, de XXI, mientras proyecta dos líneas de fiebre formando una parábola sobre la pantalla de su powerpoint en el salón de actos de la Fundación Cultural Chacao, en el distrito financiero de Caracas.
Hay menos autoproclamados chavistas desde octubre del 2006, señala, mientras sube a placa distintas cifras. Hay más gente que dice que la reforma beneficiará a Chávez que los que dicen que beneficiará al pueblo. La propuesta más popular de la reforma, la reducción del horario de trabajo de ocho a seis horas, apenas araña el 60 por ciento de aprobación. La reelección indefinida ni siquiera satisface a la mayoría de los chavistas. “Por primera vez un grupo de chavistas entiende cómo la reforma beneficia a Chávez, pero no tiene muy claro cómo los beneficia a ellos”, señaló. Sin embargo, según Luis Vicente León de Datanálisis en los últimos días se ha registrado un repunte de Chávez gracias a un cambio de discurso. “Ya no habla tanto de la reforma y se dedica a atacar a Uribe, a las empresas españolas. Plebiscita el voto diciendo que un voto por el No es un voto por George Bush. Apela directamente a retener su base, en vez de agrandarla, y ha frenado el crecimiento del No y empezado a revertirlo. Por eso visita tanto su pueblo en estos días.” Los dos encuestadores dicen que en octubre Chávez ganaba cómodo, pero se ha topado con algunas dificultades, como el ataque de la oposición sobre sus posturas en cuanto a la propiedad privada y la quita de poder a las alcaldías. Por otro lado, la falta de un adversario visible como fue Manuel Rosales en las elecciones presidenciales del año pasado. “Por eso ha tenido que pelearse con Uribe, pero puede jugarle en contra porque en Venezuela hay un millón de colombianos que votan, y que estarán confundidos”, dice Cristiansen.
Pero aunque muestran muchos números con tendencia desfavorable a Chávez, no se quieren jugar. Dicen que si los votantes alcanzan la media histórica del 70 por ciento del padrón –y aseguran que los votantes están más motivados que nunca– la tendencia favorece al No, pero enseguida abren el paraguas ante la capacidad organizativa del chavismo, lo que ellos llaman “favoritismos” que el oficialismo pudiera emplear, más la gigantesca remontada del referéndum revocatorio, cuando Chávez trepó más de 50 puntos en seis meses en el 2003. El resultado está abierto.
Más allá de quién gane, el referéndum ha parido un nuevo fenómeno político, el chavista que vota por el No, que Datanálisis midió en ocho puntos, y que puede definir la elección. Uno de ellos es Elionaí Reyna, vendedor ambulante de 27 años, flaco y desgarbado, que anteayer, desde un banco de plaza, miraba con cara de aburrido a los rojitos peregrinar a la manifestación.
“No estoy de acuerdo con la reforma. Acá no hay socialismo, sino corrupción. No hay que darle todos los poderes al presidente porque si no pudo manejar muy bien un par de ministerios, ¿cómo va a manejar todo el poder económico y todo el poder popular? Nadie quiere volver a la cuarta república. No hay una oposición seria y no tengo dudas de que Chávez ha sido el mejor presidente de la historia de Venezuela. Pero si tiene todo el poder va a haber algunas injusticias. Yo creo en el socialismo libre”, contó. Lo escuchaba el encargado de un puesto ambulante de libros usados que ofrecía el texto de la reforma por dos mil bolívares, José Manuel Ross. “Pero yo estoy de acuerdo con la reforma –se enganchó–, lo más importante son los consejos vecinales, de mujeres y estudiantes porque se van a encargar de los problemas principales de la comunidad, como la seguridad. Acá hay dos clases de gente. Estamos los que creemos que Chávez actúa de buena fe y que la reforma nos dará una base solidaria para encarar el futuro, y los que creen que Chávez tiene mala fe y que quiere todo el poder para él.”
Ross, de 52 años, dice que no necesita una casa de veraneo, que supo tener tres tiendas de venta mayorista de ropa, que las perdió durante el Caracazo, que está más allá de las ambiciones personales. “Además, si quieres tener muchas casas y tienes la suerte de poder tenerlas, puedes poner una a nombre de tu tío, otra a nombre de tu mamá, o de quien sea. La reforma (que sólo garantiza explícitamente la vivienda única) no te va a hacer perder lo que quieras tener.” Después de atender un cliente vuelve sobre sus pasos, se inclina y susurra al oído, con voz temblorosa, mezcla de miedo y excitación, “si gana el Sí la Revolución Francesa va a ser un poroto al lado de lo que puede pasar acá”.
No se puede culpar a los seguidores de Chávez por sentirse excitados después de las salvas que el líder bolivariano lanzó en las últimas 48 horas, en este final de bandera verde. Ayer volvió a la palestra con una conferencia de prensa eterna. Otra vez sus blancos fueron los sospechosos de siempre, Bush, el rey, la oligarquía, Uribe, la CNN. Como es su costumbre matizó acusaciones furibundas con anécdotas orientadas a mostrar su costado humano. Después de anunciar que demandará a la cadena norteamericana por fomentar su magnicidio, se pasó un largo rato elogiando a algunos de sus periodistas y coronó la reflexión con una confesión de tono intimista: “La CNN es el canal que más veo”. Cuando le preguntaron por la amenaza que lanzó anteayer de cerrar el grifo de nafta para Estados Unidos si la oposición no reconoce el resultado del referéndum, aprovechó para recordar su gran cariño por el país del norte, su amistad con Harry Belafonte y tantos otros y recordó Martin Luther King, todo el tiempo arqueando las cejas en señal de sufrimiento por un conflicto bilateral. Pero no dijo que va a dejar el grifo abierto. Después habló un rato largo de Uribe, los secuestrados de las FARC y todo ese lío. Leyó un párrafo de la carta que le mandó el líder guerrillero Manuel Marulanda. Dijo que con Zapatero se puede hablar, pero que no necesita a España. Al rey le reservó su mejor paso de comedia. “No hace falta que se saque la corona para pedir excusas al pueblo venezolano. Quizás necesite salir a cazar osos y venados para hacer un poco de relax.” De la reforma, poco y nada. Un Chávez auténtico, que viene de ganar siete elecciones al hilo sin cambiar de libreto. Habrá que ver si esta vez le alcanza.
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