Domingo, 2 de diciembre de 2007 | Hoy
Por Atilio A. Boron *.
El referéndum de hoy es decisivo, para Venezuela y para Latinoamérica. Será la “prueba de fuego” que permitirá discernir si los cambios que nuestra región –la más injusta del planeta– necesita se podrán realizar de manera pacífica o violenta. Cambios que, a diferencia del pasado, se promueven ahora dentro de los marcos institucionales vigentes. Así lo prueban las iniciativas de reforma constitucional en Venezuela, Bolivia y Ecuador. En el caso de la República Bolivariana se trata de perfeccionar a la ya de por sí avanzada Constitución de 1999 profundizando la democratización de las instituciones políticas, el Estado y la vida económica y social del país, y abriendo la puerta a la construcción de un nuevo modelo de socialismo. Pero, tal como lo plantean los líderes de la “oposición democrática”, si gana el SI habrá violencia, porque ellos saben –aunque no dicen cómo– que el pueblo está mayoritariamente en contra de Chávez y la nueva Constitución. El (previsible y esperado) triunfo del chavismo sólo significaría que hubo fraude, y la violenta protesta popular será imparable. Sus palabras transparentan el plan que la CIA preparó para desestabilizar al gobierno (“Operación Tenaza”) y que, según el memo que un funcionario de la embajada en Caracas enviara al director de la CIA –y fuera interceptado por la inteligencia venezolana– gira en torno de dos ejes: a) impedir la normal realización del referéndum, provocando en los días previos disturbios en todo el país; b) desconocer su resultado, alegando fraude y alentando la insurrección. Para su éxito esta operación requiere que la “prensa libre” comience a dar información sobre el triunfo del NO a primeras horas de la tarde, divulgando resultados de los sondeos a “boca de urna” suministrados por “consultoras amigas”, y que los grupos externos estén preparados para entrar en acción a través de diversos pasos de la frontera en coordinación con el apoyo marítimo. El objetivo es controlar una franja territorial, con apoyo masivo de los opositores, en un plazo de 3 o 4 días, “tiempo estimado como lapso mínimo para detonar la fase ascendente de las acciones previstas, donde se contempla el pronunciamiento militar”. Washington movilizaría rápidamente a sus lacayos regionales para “reconocer” al nuevo gobierno y facilitar la llegada de tropas yanquis, “invitadas” a instaurar la democracia y colaborar en la erradicación del chavismo.
Nada nuevo bajo el sol. El imperialismo no admite cambio alguno, ni por la vía insurreccional ni por la institucional. Ni reforma ni revolución: restauración. El “Manual de Operaciones” de la CIA una vez más en acción. En Venezuela, saboteando el referéndum y el régimen político más legítimo de América latina; en Bolivia, fogoneando la secesión de los cinco departamentos rebeldes. Como dijera José Martí estamos viviendo “la hora de los hornos, y no se ha de ver más que la luz”.
* Politólogo.
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