Miércoles, 13 de febrero de 2008 | Hoy
EL MUNDO › FRANCIA VENDERA TECNOLOGIA DE ULTIMA GENERACION A BRASIL
Ambos mandatarios se asociaron en varias áreas estratégicas. El francés apoyó la candidatura de Brasil para un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Los dos países fueron parte de la misión humanitaria en el conflicto colombiano.
Nicolas Sarkozy y Luiz Inácio Lula da Silva se intercambiaron ayer elogios y promesas en el último resquicio del imperialismo europeo que queda en Sudamérica, la Guayana Francesa. Entre las muchas expresiones de amistad, los dos mandatarios colaron algunos acuerdos importantes. Francia se comprometió a vender tecnología de última generación a Brasil para construir submarinos, aviones de combate y helicópteros. Pero la alianza no se quedaría sólo en lo militar. “Queremos una asociación estratégica que sea concreta y que incluya las áreas militar, política, diplomática, educativa y ambiental”, aseguró Sarkozy en la conferencia de prensa que dio ayer por la tarde, antes de volverse a París. Lula también se llevó el apoyo formal del Palacio de Elíseo para conseguir un lugar entre los países con asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y ampliar el G-8, el club que reúne a los países más ricos del mundo. El nombre de la rehén franco-colombiana Ingrid Betancourt resonó en el encuentro, aunque no hubo anuncios concretos sobre las negociaciones humanitarias.
No fue una cita tradicional. El encuentro de los dos mandatarios no se realizó ni en el Palacio del Elíseo en París ni en el Planalto en Brasilia. En cambio, eligieron la inhóspita selva amazónica y la poco conocida Guayana Francesa, la última colonia que existe en el subcontinente. Tan pequeño es el territorio francés que ni aeropuerto tiene. Lula tuvo que llegar en un pequeño barco por el río Oyapoque, que divide a la pequeña colonia de la gran amazonia brasileña. Lo acompañaron sus ministros de Defensa, Nelson Jobim; de Medio Ambiente, Marina Silva, y de Transportes, Alfredo Nascimento; y un grupo de senadores y diputados aliados. La comitiva francesa fue mucho más pequeña y no contó con la persona más esperada por la prensa, la nueva y mediática esposa del presidente, Carla Bruni.
A pesar de jugar de local, a Sarkozy no se lo vio cómodo. De traje y corbata oscuro, el mandatario francés no pudo disimular su molestia por el calor y los mosquitos. Su par brasileño, en cambio, se mostró más relajado, con una guayabera blanca y unos pantalones claros. Su humor no sólo se reflejó en su constante sonrisa, sino en sus chistes. “Sea bienvenido en su primer viaje a la Amazonía francesa, a mil metros de la Amazonía brasileña. Usted aún no fue mordido por ningún mosquito de la malaria y seguro que no lo será, en una demostración de que esto no es tan inhóspito como algunos dicen”, dijo Lula, intentando romper el hielo al principio de la visita.
Pero una vez dentro del cuartel de la Legión Extranjera, donde el aire acondicionado asegura un ambiente libre de mosquitos y periodistas, el presidente francés se relajó e hizo lo que mejor sabe hacer, negociar. En Brasilia, anoche, no se hacía más que especular sobre las promesas que se habrían hecho Lula y Sarkozy a puertas cerradas.
La que más resonaba era si el mandatario francés habría presentado una propuesta concreta para el intercambio humanitario que involucrara también a Brasil. Ayer los dos líderes sólo se agradecieron mutuamente por su colaboración en las negociaciones para conseguir la liberación de los más de 40 rehenes políticos que mantienen las FARC hace años, entre ellos la ciudadana franco-colombiana y ex candidata presidencial Ingrid Betancourt. A final del año pasado, Sarkozy fue quien impulsó la inclusión del gobierno brasileño en la delegación de observadores internacionales que acompañaron la primera operación fallida para liberar a Clara Rojas y Consuelo González.
Más allá de las especulaciones, los dos mandatarios llegaron a un acuerdo concreto para intercambio de tecnología militar. “No estamos hablando apenas de transferir armamento militar”, destacó Sarkozy. La frase no es inocente. A fines del año pasado, el gobierno brasileño anunció un programa millonario para modernizar y equipar sus Fuerzas Armadas. La iniciativa generó un malestar en el resto de la región y las palabras “carrera armamentística” volvieron a aparecer en los medios latinoamericanos. París ayer no quiso quedar pegado a las posibles aspiraciones brasileñas y fue cauto. Fuentes cercanas a la reunión sostuvieron que el Elíseo transferirá tecnología para la construcción de submarinos, pero éstos no podrán ser impulsados por energía nuclear, como deseaba Brasilia.
Lula y Sarkozy también se tomaron unos minutos para discutir temas locales. Además de acordar estudiar juntos los recursos naturales de la Amazonía, los dos mandatarios decidieron dar luz verde a la construcción de un puente que una el territorio francés con el brasileño. La obra, que todavía no tiene presupuesto, tendría fecha para 2010. De todas formas, los dos gobiernos tienen todavía meses para afinar los detalles de los acuerdos, ya que los dos mandatarios recién pondrán sus firmas en diciembre próximo, cuando Sarkozy viaje a Brasilia como el presidente interino de la Unión Europea.
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