Viernes, 5 de octubre de 2012 | Hoy
EL MUNDO › LA ALIANZA OPOSITORA AGRUPA A PARTIDOS VARIOPINTOS
Por Mercedes López San Miguel
La oposición venezolana se dice unida, por eso se hizo llamar Mesa de la Unidad Democrática y fue a primarias, y quedó el abogado Henrique Capriles como candidato único. Dicen que pueden convivir el partido de derecha de Capriles, Primero Justicia, con los tradicionales Acción Democrática y Copei, y a su vez con partidos más progresistas como Causa R y Podemos, que a su vez aceptan compartir el espacio con Un Nuevo Tiempo, cuyo líder Manuel Rosales está asilado en Perú, país al que fue escapando de un proceso judicial. Si las ideologías quedan desdibujadas en la mesa, lo que sí está claro entre la treintena de partidos de la alianza es que los une una misma misión: ganarle al presidente candidato Hugo Chávez.
Entre los liderazgos variopintos de la Mesa de la Unidad se destaca el de María Corina Machado, diputada independiente y que compitió en las primarias a la candidatura presidencial. Machado fundó en 2002 la organización Súmate, que fue acusada de recibir fondos del Departamento de Estado durante el gobierno de Bush hijo. Súmate se presentaba como una ONG que monitoreaba los procesos electorales y organizó activamente la campaña de recolección de firmas para convocar el referéndum revocatorio del 2004. Chávez salió airoso de esa contienda. La oposición perdería otras elecciones e incluso no se presentaría a las legislativas del 2005 como una estrategia –que hoy admite equivocada– de querer deslegitimar la Asamblea Nacional. “Ha sido un desafío ponernos de acuerdo, se perdieron elecciones pero en el 2010 demostramos que somos mayoría”, dice María Corina Machado en diálogo con Página/12.
A la hora de definir qué la une al abogado Capriles, Machado prioriza el fin único de vencer en las urnas al líder bolivariano este domingo. “Más allá de las ideologías, después de catorce años, Chávez está dispuesto a controlar a los medios independientes y a utilizar los recursos venezolanos en sus alianzas internacionales. Cuando tú ves eso, todas las agrupaciones de la Mesa tienen un mismo objetivo: derrotar la neodictadura.” La diputada destaca el rol de coordinador de Ramón Guillermo Aveledo, ex copeyano, quien hace poco definió a la Mesa de la Unidad como la Concertación chilena.
Machado retoma esa definición para radicalizarla. “Con la Concertación tenemos elementos comunes y diferentes. Los comunes son los de pelear contra una dictadura. La unidad de la Mesa es sólida y permanente para poder derrotar un proceso que tiene una fachada democrática. La gran diferencia entre Pinochet y Chávez es que Pinochet fue brutal en la represión y con Chávez la violencia se esconde a través de grupos colectivos irregulares.” Ante la pregunta de a qué grupos colectivos irregulares se refiere, la legisladora contesta de forma genérica que “en Venezuela hay redes de la mafia internacional que penetraron en las instituciones”. Es el día de hoy que Machado niega haber firmado el apoyo a Pedro Carmona, quien asumió durante el efímero golpe contra Chávez de abril de 2002. La ONG Súmate fue cuestionada por respaldar el golpe.
La historiadora Margarita López Maya señala como dos aspectos novedosos de la Mesa de la Unidad que esta vez haya reconocido la Constitución del ’99 y que Capriles se posicione como un candidato de centroizquierda separándose de su partido Primero Justicia. “En la alianza confluyen sectores de absoluta economía de mercado como Primero Justicia y sectores que están de acuerdo con que el Estado intervenga. Capriles se ubica en el centroizquierda para hacer equilibrio.” El interrogante que se plantea es hasta qué punto la unidad es una estrategia de marketing para ganar votos más que un consenso sobre qué políticas llevar adelante.
En su página web www.hayun camino.com, la Mesa de la Unidad subió su plan para los primeros cien días de gobierno. La coalición propone en forma de punteo, entre otras cuestiones, el aumento del salario mínimo, la aplicación del programa Hambre Cero (un nombre que emula al exitoso programa de Lula da Silva en Brasil), la depuración de los cuerpos policiales y la renovación de la red de transporte público. Cuánto se mantendrán las misiones sociales, cuánto se abrirá la economía al capital extranjero es algo que permanece incierto. El enigma de la unidad sigue sin resolverse.
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