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El ex presidente colombiano Belisario Betancur, quien en 1984 pactó un alto el fuego temporal con las guerrillas de su país, cree que el actual proceso de paz abierto por el gobierno de Juan Manuel Santos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) va bien encaminado. En ese sentido, el ex mandatario confía en que esa iniciativa será exitosa. Así lo manifestó ayer, en una entrevista en Bogotá, en la que subrayó: “Si Colombia se pacifica no ganará el presidente Santos ni perderá (el ex mandatario Alvaro) Uribe; ganará el país, ganará América latina”. Betancur, militante del Partido Conservador, se refirió de ese modo a las críticas lanzadas por el ex presidente Uribe contra este tercer intento formal de paz con la guerrilla colombiana, la más antigua de la región. El lunes, representantes del gobierno y de las FARC se reunirán en La Habana para preparar el inicio de las conversaciones previstas para el 15 de noviembre.

“Yo creo que (el proceso) está muy bien encaminado, confío plenamente en él y cruzo los dedos para que sea exitoso”, deseó Betancur, antes de reconocer que, en el camino, habrá dificultades que se irán superando hasta que “brille el resplandor de la paz”. Sobre el principal y primer asunto de la agenda que abrirá las discusiones –el problema del injusto reparto de la tierra en Colombia–, el ex presidente vaticinó que será “un debate muy difícil porque hay muchos intereses creados”, tras medio siglo de despojo y usurpación.

Aún así, Betancur ve que existe ambiente para que los actores del conflicto asuman compromisos con la paz, clima de unión de voluntades que no hubo durante los fallidos esfuerzos de su gobierno, entre 1982 y 1986. “En aquellos años no se podía hablar de esos temas porque se consideraba herético”, manifestó el ex presidente al recordar las trabas que interpusieron diversos sectores de la sociedad a la tregua establecida en 1984 con las guerrillas de las FARC, el desarmado M-19, la desaparecida Auto Defensa Obrera (ADO) y el Ejército Popular de Liberación (EPL), del que aún quedan disidentes.

Aquel escenario comenzó a frustrarse a partir de 1985, cuando se llevó adelante el aniquilamiento de miles de líderes y militantes de la Unión Patriótica (UP) emprendida por paramilitares, fuerzas de seguridad del Estado y narcotraficantes; también la toma del Palacio de Justicia acometida por el M-19. La UP fue creada a partir del acuerdo entre el gobierno y las FARC y abrió una puerta para el ingreso de guerrilleros a la vida política. Pero el asesinato de sus líderes, entre ellos varios candidatos presidenciales y senadores, impidió que ese proyecto avanzara e hizo regresar a muchos rebeldes a la lucha armada.

“Yo creo que de aciertos y fracasos va saliendo una línea coherente, a veces misteriosa e interna, que se convierte en un hilo continuo. Yo creo que estamos en un momento de apreciación de ese hilo y, por lo tanto, creo que estamos a la espera de grandes acontecimientos”, evaluó Betancur sobre la situación actual. En los últimos treinta años, agregó, los padecimientos han llevado a los colombianos a la convicción de que la paz es más rentable que la guerra y que la solución a los problemas que originaron el conflicto pasa por sacrificios que valen la pena.

“Me hago muchas ilusiones sobre la paz, muchas”, confió Betancur antes de asegurar que será bonito ver cómo Colombia inicia una nueva etapa sin violencia después de haber luchado tanto por ese fin.