La abrumadora evidencia de crímenes de guerra cometidos por soldados de Estados Unidos en Irak dejó a los norteamericanos en el umbral de semanas y meses de angustiantes revelaciones y vergonzantes casos judiciales. Todo eso hace crecer el rechazo que la opinión pública siente por un conflicto abierto en el que ya han muerto 2500 militares estadounidenses. Las primeras denuncias de una posible masacre de civiles iraquíes a manos de marines estadounidenses aparecieron en noviembre pasado y, desde entonces, no paran. El lunes próximo siete marines serán formalmente acusados de conspiración, secuestro y asesinato en el caso de la muerte de un civil desarmado ocurrida en abril, en la ciudad de Hamandiyah, al oeste de Bagdad. En pocos días se conocerán los resultados de una investigación interna sobre un posible encubrimiento del asesinato a tiros de dos docenas de civiles, incluyendo mujer y niños, en Haditha, el 19 de noviembre de 2005. El primer ministro iraquí, Nouri al Maliki, dijo que soldados americanos agreden “todos los días” a civiles iraquíes.