La única incógnita que queda por despejar, en medio de un escenario que Zapatero hasta ahora parece controlar con mano férrea, es hasta dónde está dispuesta a llegar la oposición de derecha para aguarle la fiesta al gobierno. Algunas manifestaciones de generales retirados como la que protagonizó el pasado viernes el ex jefe del ejército, Alfonso Pardo de Santayana, aludiendo al riesgo que corre la unidad de España, hacen prever que los populares no ahorrarán munición a la hora de boicotearle el camino al gobierno. La situación es tan tensa que hasta la misma Iglesia Católica ha bajado al ruedo y algunos de sus obispos en el País Vasco han tratado de advertir al PP de que corren tiempos de moderación y no es hora de exacerbar el nacionalismo español con rancio sabor franquista. Pero los sectores más duros son los que priman hoy en el entorno de Mariano Rajoy (foto), mientras que las voces más aperturistas al proceso de paz, como la del alcalde de Madrid Alberto Ruiz Gallardón, parecen condenadas al ostracismo. Los últimos sondeos de opinión, sin embargo, parecen darle la razón al gobierno. La imagen de Zapatero se consolida, la oposición pierde terreno y la mayoría de la población espera que el proceso culmine con éxito y que ETA pase a ser sólo un recuerdo de unos años de plomo. Con la desaparición de ETA desaparecería también la última patología política heredada del franquismo y la tan mentada “transición española” habrá llegado a su fin.