María Consuelo Araújo, la joven canciller del presidente colombiano Alvaro Uribe, quedó en el ojo de la tormenta tras la detención de su hermano, el senador Alvaro Araújo, por supuestos nexos con grupos paramilitares y la orden de investigar a su padre por un secuestro atribuido a la ultraderecha. Poco después de conocerse la detención del legislador, la canciller presentó su renuncia, gesto también reclamado por la oposición, pero el presidente Uribe le renovó su apoyo destacando la labor que ha desempeñado en el cargo que asumió en agosto pasado. “Aquí lo que hay que mirar es lo que la señora ministra representa en su propia persona. Uno por salvar apariencias, por el qué dirán, no puede ocultar lo que ha sido esta tragedia colombiana, que ha hecho tanto daño en tantas familias. Y no se puede salir, simplemente por salvar apariencias, a sacrificar a una compatriota que lo ha hecho bien”, manifestó Uribe. Tras las declaraciones de Uribe, la propia Araújo defendió su gestión. “Como lo he hecho en estos seis meses al frente de la Cancillería, como lo he hecho siempre en mi vida, voy a seguir trabajando con eficacia, con honradez, con resultados y con alegría”, declaró.