“Nuestro movimiento traspasó las fronteras y es importante, porque no se puede olvidar... Si nosotros no traemos el pasado al presente, no se puede construir un futuro.” Taty Almeida, Madre de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, habló con Página/12 antes de partir a Italia, donde el Día de la Mujer, este sábado 8 de marzo, la nombrarán ciudadana ilustre de Castesano, en Bologna. Allí participará de charlas con alumnos secundarios y será recibida en la Universidad de Bologna. Pasará por Torino y luego irá a París para participar de la Semana de la Memoria, del 19 al 24 de este mes, organizada por el Colectivo Argentino por la Memoria, en colaboración con la Cámara de Senadores de París, la embajada argentina en Francia y la representación nacional en la Unesco.

–¿Cómo reciben este reconocimiento las Madres de la Línea Fundadora?

–Es muy conmovedor, porque en cada lugar donde nos invitan hay montadas muestras fotográficas, con recortes de diarios, videos, etc. Esto muestra que nuestro movimiento traspasó las fronteras, y es importante porque no se puede olvidar, porque ahí está la memoria, y si nosotros no traemos el pasado al presente, no se puede construir un futuro.

–¿Qué importancia adquiere este tipo de reconocimientos a nivel internacional?

–Va a ser muy importante porque donde hay un pañuelo están los desaparecidos; donde hay un pañuelo están las Madres. Y muchas veces nosotras no somos conscientes de la magnitud que tomó el grupo de las Madres, esas catorce primeras madres a instancias de Azucena Villaflor de Devicenti. Porque al principio era una soledad tremenda; por suerte ahora, después de nuestra lucha inclaudicable de 32 años, ya no estamos solas. Cada vez hay más jóvenes que se acercan, lo vamos viendo en las marchas, con la cantidad que pasa por nuestras oficinas, sean argentinos o de otros países, que preguntan e indagan.

–Página/12 denunció que hoy existen “grupos de contención” en las Fuerzas Armadas para asesorar a los militares acusados de delitos de lesa humanidad...

–Es lamentable. En lugar de asesorar las Fuerzas Armadas a los genocidas para que digan, para que hablen, para que digan qué pasó con nuestros hijos, que nos digan dónde están los bebés apropiados, hacen lo contrario y los asesoran para que “zafen”... con esto hay que terminar. No son muchos, y todas estas reacciones de amenazas son porque se dan cuenta de que van a ser juzgados, que la Justicia tardó pero está llegando.

–¿Le parece que se puede terminar con la influencia de estos sectores en las Fuerzas Armadas?

–Claro que sí, porque hacer justicia también es desarmar a esos grupos que son parapoliciales, paramilitares y éstos no están solos, es una parte del Estado que hay que terminar de desactivarla. Pero esta lucha que se inició hace tantos años la vamos a seguir: exigiendo memoria, verdad, justicia. Justicia legal, jamás justicia por mano propia, les estamos ofreciendo a los genocidas y a sus cómplices esos juicios que a nuestros hijos no se los brindaron. Por supuesto que queremos que terminen en la cárcel, cárceles comunes. Esta lucha sigue, va a seguir, y de a poco vamos a empezar a pasar la posta. Pero todavía no, todavía la seguimos nosotras, porque gracias a Dios las locas todavía seguimos de pie.

–Se cumplen 60 años de la firma de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. ¿Cree que se avanzó en el respeto de los derechos humanos?

–Hubo avances, lo que ocurre es que muchas veces la declaración está hecha, pero los crímenes aberrantes continúan. Sin ir más lejos, el primer genocida es Bush, con sus invasiones. Lamentablemente se siguen violando los derechos humanos a nivel mundial, pero también es verdad que hubo un avance. Igualmente falta mucho.