Si hay algún justicialista que conoce a su partido, ese es Antonio Cafiero. Y por su historial (pero fundamentalmente por sus 85 años) será quien mañana cargue con la responsabilidad de presidir el congreso del PJ en Parque Norte. Esa fue la confirmación que el antiguo caudillo se llevó ayer del bunker en Puerto Madero, donde estuvo reunido con Néstor Kirchner por algo más de media hora. Lo cierto es que su rol será formal y temporario, dado que es tradición en el PJ que los congresales elijan a su par más antiguo para que ocupe la silla de honor y se encargue, a su vez, de organizar una nueva elección de autoridades y convocar a elecciones internas. “No soy el mejor, sino el más viejo”, se autoparodió el ex gobernador, ex ministro y ex senador.

El paso de los años se hacía evidente. Se tomaba su tiempo para las respuestas y alguna vez pidió que le repitieran las preguntas. Pero, experimentado en cocinas políticas, Cafiero no perdió la lucidez ni las mañas. Así fue que el histórico dirigente minimizó su designación y prefirió hablar de cuestiones como la formación de cuadros y el futuro del partido. Su conclusión fue clara: “En Argentina hay peronismo para rato”, advirtió.

“Kirchner no quiere un PJ burocrático, quiere uno vivo cuya actividad se desarrolle alrededor de la formación y el debate. Un partido que esté presente en todos los ámbitos de la vida intelectual del país”, aseguró. Allí es donde el bonaerense quizá tenga una tarea concreta en los tiempos venideros, cuando el Instituto de Altos Estudios Juan Perón que preside desde el último congreso partidario de 2004 se encargue, con la anuencia del oficialismo, de organizar seminarios, mesas redondas, cursos y conferencias. “Necesitamos aggiornar la doctrina e incorporar a los jóvenes”, explicó.

Consultado por Página/12 sobre el destino del PJ en el marco internacional, luego de un prolongado silencio, Cafiero se permitió una discrepancia: “Yo no creo que él comparta la filosofía de la Internacional Socialista a la que ahora se dice vamos a ingresar. Yo le dije, ‘mire Kirchner, ese grupo tiene un sentido eurocéntrico que no es el latinoamericano’. No obstante, creo que como observadores podemos participar y ver qué pasa”.

Las comparaciones con el pasado resultaron ineludibles. Entre anécdotas de bufosos (pistolas en lunfardo) y corridas entre compañeros de pasadas convenciones, con un dejo de nostalgia Cafiero recordó que “congresos eran los de antes. Ahora, en cambio, existe una amplia mayoría que sabe a dónde va y nadie quiere modificar el rumbo”. Sin embargo, desde su óptica no está garantizada la unanimidad en un futuro cercano: “Durante los últimos años la vida del partido se adormeció, pero ahora que vuelve a ser una pieza fundamental en la vida política del país es lógico que comience a haber diferentes opiniones. Pero eso será con el tiempo, hoy la prioridad es salir de esta impasse que no nos permite tener legalidad”.

Mañana, la primera tarea de los congresales será elegir un presidente, cuatro vice y siete secretarios. El consenso es que Cafiero ocupe el máximo cargo, como ya lo hizo entre 1987 y 1990. Pero esta vez, el actual vicepresidente de la Confederación Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe se limitará a llamar a elecciones y gestionar el ascenso del que sería su también temporario sucesor, el gobernador del Chaco, Jorge Capitanich.

Informe: Diego González