EL PAíS › EL GOBIERNO RECIBIó A LAS ENTIDADES DEL CAMPO BUSCANDO UN CAMBIO DE ESCENARIO

En tono menor, discuten una nueva política

La apertura del diálogo bajó las tensiones. Cristina participó durante todo el encuentro. En un tono más político, el debate dejó a un lado las retenciones móviles y apuntó a las políticas para el sector. El lunes, una reunión técnica.

 Por Raúl Dellatorre

Fue apenas el reinicio del diálogo. Y a la vez, nada menos que eso. Las cuatro entidades del sector agropecuario y las máximas figuras políticas del Gobierno se reunieron ayer por espacio de casi tres horas, en las que reiteraron diagnósticos sobre la situación de la producción, necesidades y obstáculos a remover, y la efectividad de las actuales políticas para el sector. Acordaron revisar estas últimas, eludieron entrar en definiciones específicas y se autoconvocaron para profundizar en el tratamiento de estas cuestiones para el lunes, ya sin la presencia de Cristina pero sí de los especialistas técnicos de uno y otro lado. Algunas carpetas con propuestas sectoriales de las entidades ya están siendo analizadas en despachos oficiales. Lo novedoso es que estas propuestas no son compartidas por el conjunto de las organizaciones del agro. El reclamo de la derogación de las retenciones móviles cedió protagonismo frente a una demanda más profunda pero más estructural: la reformulación de la política agropecuaria.

Como si se tratara de dos de las figuras más populares del espectáculo, el reencuentro entre Cristina Fernández y la dirigencia del campo era esperado con la mayor expectativa por buena parte de la población. Finalmente, se concretó. Con notoria demora, once días después que el Gobierno dictara medidas en favor de pequeños productores, nueve días después de que las entidades suspendieran el lockout y una hora y media más tarde de la que había sido marcada como cita en la agenda de los cuatro presidentes de las entidades.

Mario Llambías (CRA), Luciano Miguens (Sociedad Rural), Fernando Gioino (Coninagro) y Eduardo Buzzi (Federación Agraria) concurrieron a solas al encuentro. Así había sido acordado. Cristina Kirchner tuvo la exclusiva compañía de Alberto Fernández. No estuvo Martín Lousteau, ausente con aviso por viaje a Washington, pero tampoco Javier De Urquiza, secretario de Agricultura, cuya presencia se daba por segura previamente. Mucho menos Guillermo Moreno, el polémico e irritante secretario de Comercio.

La intimidad del encuentro ayudó a aflojar tensiones. El diálogo, aunque limitado, fue amable. Alguna alusión a frases fuertes que se habían cruzado en medio de la contienda verbal, una nueva reprimenda –aunque en tono más cordial– de la Presidenta por las medidas que afectaron al consumo y una sugerencia, finalmente compartida, de no centrarse en los temas más polémicos, como la eliminación de las retenciones móviles, para poder avanzar en la discusión de temas de fondo y en la instrumentación de medidas en tal sentido.

La ausencia de funcionarios especializados en la reunión evitó entrar en tecnicismos y le dio un tono más político y coloquial al encuentro. Esta vez, pareciera que el Gobierno eligió con más cuidado su estrategia (ver nota aparte). El nuevo escenario no les cayó del mismo modo a todos los dirigentes. Buzzi fue el que se sintió más cómodo. Porque es “más político” que sus colegas dirigentes y porque le permitió pasar rápidamente a tratar cuestiones de política agropecuaria, donde la Federación Agraria centra más expectativas y es el espacio en que puede ofrecer más propuestas que las demás entidades. Pero muy pronto va a necesitar respuestas para poder ofrecerlas a las filiales, que siguen en estado de “alerta y movilización” (ver recuadro). Llambías, en cambio, no pudo disimular la molestia de que le presentaran sobre la mesa un menú de asuntos más de largo que de corto plazo, cuando sus “bases” –algunas de las organizaciones más enfrentadas con el Gobierno, como Carbap y Cartez– reclaman volver a las medidas de fuerza si no hay respuestas satisfactorias en forma inmediata.

En el entorno de Luciano Miguens y Fernando Gioino destacaban “los gestos que marcan un cambio en la relación”. Entre éstos, la presencia durante casi tres horas de la Presidenta y el ofrecimiento de la sala de conferencias de la Casa de Gobierno para que las entidades dieran su versión del encuentro a la prensa. Lo opuesto a lo sucedido la última vez que concurrieron a la Rosada, el viernes 29 de marzo, según se ocuparon de resaltar.

Muy temprano, antes de la reunión, Alberto Fernández había señalado que el Gobierno no está pensando en eliminar las retenciones móviles a las exportaciones, porque sigue considerando que es el mecanismo más equitativo. Cristina Fernández, en otro acto, mientras los dirigentes esperaban en salas contiguas a ser recibidos, aludió a “conflictos artificiales” y a la falta de “rigor intelectual y honestidad personal” para aclarar qué se discute y reclama, sin mencionar para quién era la referencia. Fueron las últimas expresiones públicas marcando límites. Después, puertas adentro, se darían las paces.

El mejor clima quedó reflejado en las expresiones de los cuatro dirigentes rurales al salir del encuentro. Todos elogiaron la recuperación del diálogo. “A partir del lunes, trataremos temas puntuales que preocupan al campo en comisiones técnicas”, dijo Llambías, temas entre los que señaló los problemas del sector lechero, ganadero y de granos. Buzzi fue unos cuantos pasos más allá cuando adelantó que su organización planteará la necesidad de recrear las juntas nacionales de Carnes y de Granos, dos instrumentos de intervención estatal desaparecidos en la última dictadura. Difícilmente Sociedad Rural y CRA compartan esa filosofía, pero está llegando la hora de discutir políticas. Y si son fieles a su origen, las cuatro entidades no estarán esta vez en la misma ruta.


Movilizados y atentos

Productores agropecuarios de nueve provincias comenzaron a realizar asambleas desde ayer y por 48 horas, en diferentes regiones productivas, para analizar el avance de las negociaciones que están manteniendo las cuatro entidades del campo con el Gobierno. Se trata de chacareros pequeños y medianos, quienes intentan no quedar al margen de las negociaciones para destrabar el conflicto debido a la aplicación de retenciones móviles a las exportaciones de granos, que desencadenó un lockout agropecuario. Las asambleas se llevarán a cabo en diferentes regiones de Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Mendoza, Chaco, Formosa, La Pampa, Tucumán y Buenos Aires. Con estas asambleas, los productores intentan hacer un seguimiento del modo en que se cumplirán las medidas dispuestas por el Gobierno para resolver el conflicto con el campo. La conducción de Carbap ratificó, antes del encuentro entre las entidades del sector y Cristina Fernández, que se mantienen en estado de “alerta y sesión permanente”. Dirigentes de la Federación Agraria señalaron, a su vez, que “esta vez, el alerta y movilización no es un eslogan”.

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Una reunión íntima. Los cuatro representantes del campo, sin compañía. Cristina Kirchner y Alberto Fernández, los únicos anfitriones.
Imagen: Gustavo Mujica
 
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