EL PAíS › PIDE FRENAR AUMENTOS SALARIALES

Singh, amigo del obrero

Para el FMI, la solución a la inflación está en los salarios. La clave es que no aumenten o, al menos, que no lo hagan al ritmo que suben los precios internacionales de los alimentos. La recomendación la hizo ayer Anoop Singh, director del organismo para América latina. La lógica es que los trabajadores soporten una pérdida temporaria del poder de compra de sus ingresos, hasta que la situación se estabilice. De lo contrario, sostuvo el economista del Fondo, la aceleración de la inflación será peor para todos. Por otra parte, Singh advirtió que los precios pueden caer más de lo previsto producto de la crisis económica mundial y llamó a los países de la región a fortalecer sus cuentas públicas con más ahorro.

Tras señalar a la inflación como uno de los riesgos claves para la región, Singh afirmó que lo importante es impedir que “la inflación derivada de los precios de los alimentos se afiance en los países al entrar en los acuerdos salariales”. En lugar de un ajuste de sueldos, el funcionario propone a los gobiernos usar sus programas sociales “para aumentar rápidamente la ayuda a los pobres, de forma que se aminore el impacto de los precios de los alimentos sobre ellos”.

El economista Eduardo Curia afirmó a Página/12 que “se debe neutralizar lo más posible la incidencia de los precios internacionales en los internos. Si se tiene éxito, entonces no hay necesidad para indexar los salarios por ese rubro” y agregó que “hay que defender el salario real y hay que controlar la inflación mediante otras herramientas como las retenciones”. Por su parte, el especialista en mercado de trabajo Fernando Groisman sostiene que “el aumento de salarios negociado puede funcionar como un buen incentivo para que las empresas ganen en competitividad. Se las induce a que inviertan más en bienes de capital y desarrollen otras estrategias para preservar sus ganancias”.

Para Fernando Navajas, director de Fiel, la situación planteada por el Fondo “no funciona como regla general, es necesario ver caso por caso, para ver qué explican las su-bas salariales en cada país”. Según Navajas, “la bonanza del precio los commodities produce mayores recursos en los países generando una demanda social genuina de mayor participación en el ingreso”. Desde su perspectiva, el economista considera que los salarios pueden generar inflación “pero de eso no se desprende que tengan que restringirse los reclamos salariales, sino que es necesaria una mejor política antiinflacionaria y de control de precios”.

Mientras que el FMI advierte a los países latinoamericanos que los precios pueden caer abruptamente con una “ralentización económica mundial”, los países más pobres del mundo ven amenazada su soberanía alimentaria por el aumento de los precios de los alimentos. Este año, el desembolso que realizarán para importar cereales aumentará un 56 por ciento –el año pasado fue 37 por ciento–. Para Jacques Diouf, director general de la FAO, el alza en el precio de los alimentos “tiene un impacto devastador en la seguridad de muchos pueblos y en los derechos humanos”.

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