Por estas horas, en la cúpula de la Casa Rosada sienten que dieron un paso sustantivo para encarrilar las relaciones con los productores agropecuarios luego de la charla de tres horas entre la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y los titulares de la Sociedad Rural, CRA, Coninagro y la Federación Agraria.

En la extensa reunión, la Presidenta hizo una descripción de cómo ve la actual situación en el sector y les dio un pronóstico detallado de cómo los negocios podían ser muy rentables aun variando el actual esquema de retenciones. Los representantes de las cámaras agropecuarias le fueron dando también su visión, sumando datos a las precisas referencias de CFK sobre el mundo agropecuario.

La Presidenta les dejó en claro que no se va revertir el decreto del 11 de marzo que impuso las retenciones móviles y que fue el disparador del lockout que se extendió por tres semanas. Pero, en cambio, les pintó un panorama de alternativas que, al parecer, y en principio, interesó a sus interlocutores. Uno de sus argumentos centrales fue que el precio internacional de la soja tenderá a bajar porque progresivamente habrá un aumento de la oferta a nivel mundial y que, seguramente, Estados Unidos jugará más fuerte en el rubro, un dato que probablemente le haya aportado el secretario para Asuntos Hemisféricos de dicha nación, Tom Shannon, a quien recibió el jueves en su despacho de la Casa Rosada.

En contrapartida, Cristina Kirchner desarrolló la idea de la conveniencia de aumentar la producción de trigo, maíz, carne y leche, no sólo para diversificar el cultivo y “desojizar”, sino porque eso les abriría la posibilidad de rentabilidades atractivas.

Es que más allá de la soja y las retenciones móviles, la Presidenta intentó plasmar la idea de lo que les dijo a Luciano Miguens, Eduardo Buzzi, Fernando Gioino y Mario Llambías cuando se sentaron frente a ella y al jefe de Gabinete, Alberto Fernández, en el despacho presidencial: “Quiero que hablemos de una plan integral para el desarrollo agropecuario que también tenga sustento a largo plazo”.

Allí mismo acordaron que se van a hacer reuniones por sector para evaluar los aspectos en particular de cada parcela productiva: los encuentros serán con productores avícolas, porcinos, lecheros, agrícolas y ganaderos. Estos cinco sectores comenzarán a discutir con técnicos del Ministerio de Economía la semana que viene. Pero antes, el lunes, Miguens, Buzzi, Llambías y Gioino volverán a reunirse con Alberto Fernández, para terminar de configurar los temas y mecanismos de esas reuniones futuras.

Que Alberto Fernández sea quien encamine la negociación en un conflicto que le hizo pasar a la Presidenta el peor momento de su gestión era leído en los pasillos de la Casa Rosada como un espaldarazo al jefe de Gabinete, que en los últimos días había recibido críticas, algunas explícitas y muchas veladas.

Después de la reunión en el despacho presidencial, los empresarios agropecuarios pasaron por la oficina del jefe de Gabinete y allí le ratificaron su conformidad con la charla que acababan de tener con CFK. Ese estado ánimo lo dejaron traslucir en la conferencia de prensa en Casa de Gobierno, donde calificaron de positivo el encuentro.

Tras escuchar las frases de despedida de los ruralistas y lo que dijeron luego en la conferencia de prensa, el Gobierno se quedó con la sensación de que “todo se va a encaminar satisfactoriamente”, según le dijo una alta fuente a Página/12. El límite para llegar a un acuerdo es, en teoría, el viernes 2 de mayo, día en que se cumplirán los 30 días de tregua que plantearon las cámaras agropecuarias al suspender el lockout. “Para entonces, la controversia debería estar superada”, dijo la misma fuente.