Miércoles, 2 de julio de 2008 | Hoy
EL PAíS › PREOCUPACIóN EN LA CUMBRE DEL MERCOSUR POR LA SUBA DEL PRECIO DE LOS ALIMENTOS
Cristina Fernández advirtió sobre el impacto de los incrementos en la población. Los demás presidentes también alertaron sobre las consecuencias en sus países. Tabaré Vázquez criticó las retenciones impuestas por Argentina.
Por Fernando Cibeira
Desde Tucumán
La crisis por la suba del precio de los alimentos terminó siendo el tema principal de la cumbre del Mercosur y la presidenta Cristina Kirchner aprovechó para ensayar una nueva defensa de las retenciones, justo cuando su suerte se define en el Congreso. “Me acaban de informar antes de ingresar a esta reunión que el precio de la soja, por ejemplo, ha llegado a 590 dólares. Hace apenas un mes, en discusiones que manteníamos con el sector agropecuario, precisamente por el precio de los alimentos y por nuevas tablas de evaluación de precios, se sostenía que cuándo iba a llegar la soja a 600 dólares. Que en realidad lo que estábamos proponiendo era una ficción. En ese momento el precio de la soja –no hace cuatro años, hace menos de un mes– estaba en 470 dólares, hoy está en 590 dólares”, sostuvo la Presidenta en la apertura de la cumbre en Tucumán. Y de nuevo marcó la especulación que se teje por estos tiempos en torno de la producción alimentaria: “Los señores de la timba financiera han pasado a la timba de los alimentos”.
Hubo también muchas alusiones e incluso una declaración de los presidentes lamentando –un término que a Evo Morales le pareció poco– la penosa “directiva de retorno” que aprobó la Unión Europea contra la inmigración ilegal. Pero si algo unificó los discursos fue la preocupación por el incremento mundial en el precio de alimentos y las consecuencias que genera en cada país. En el caso argentino, las retenciones, que el jueves ya habían sido criticadas por el ministro de Economía de Uruguay, Danilo Astori, y ayer lo fueron nuevamente por el presidente Tabaré Vázquez. Se refirió a ellas llamándolas “detracciones”. “Algunas políticas que, con todo derecho y en uso de su soberanía, cada uno de los países integrantes del Mercosur llevan adelante pero que a veces pueden lastimar las economías de otros países, también del Mercosur. Medidas que quizá, si las tomáramos en conjunto, fortalecerían nuestra posición dentro de cada país y no nos perjudicarían a ninguno de los países integrantes del Mercosur”, dijo Tabaré, que se fue antes de que terminara la cumbre.
Los siete presidentes del bloque y sus asociados deliberaron ayer en el Hotel Catalinas Park en un salón del primer piso que se llamaba Imperio y fue cambiado por sugerencia de Hugo Chávez. El primer discurso corrió por cuenta de Cristina Kirchner, luego de que el canciller Jorge Taiana diera un informe sobre lo realizado durante los seis meses de la presidencia pro témpore argentina.
La Presidenta recordó que había coincidido con Lula en la Cumbre de la FAO, en Roma, para tratar el tema alimentos. Allí también la emprendió contra la creciente especulación en el rubro. Sostuvo que cuando los bancos comenzaron a “hacer agua” por las estrepitosas caídas en el mercado inmobiliario, los movimientos especulativos se trasladaron al sector de alimentos. “Las consecuencias –continuó– las pagan los hombres de carne y hueso, con el precio del pan, de la carne, de la leche.” “Esta disparada de los precios en materia de alimentos pone en riesgo no ya la economía de un país, no ya las reservas de un banco central, sino cosas más tangibles y que nos hace a nosotros como gobernantes mucho más responsables, que es la mesa de los hombres y mujeres de nuestros pueblos”, cerró, todo para ser leído bajo la clave del conflicto agropecuario.
Siguió su camino por las discusiones sobre comercio internacional en la llamada Ronda de Doha y mencionó la necesidad de una negociación de carácter “sinalagmático”. “Claro, Chávez me mira porque él es militar y no tiene por qué saber un término jurídico”, dijo la Presidenta. Cada alusión al venezolano genera luego la reacción. “Acá me han traído la definición, Cristina. ‘Sinalagmático: contrato bilateral de prestaciones recíprocas’”, le respondió cuando le tocó el turno. Las preocupaciones de Chávez se centraron más en la penalización europea a la inmigración. “La Europa civilizada ha legalizado la barbarie. No podemos quedarnos callados, hay que pensar acciones”, propuso.
Lula pidió al bloque “evitar que las crisis de otros se hagan nuestras crisis” porque la suba de los productos agrícolas tenía que ser una gran oportunidad para los países sudamericanos. Por eso, igual que Cristina Kirchner, le apuntó a la especulación surgida en los últimos tiempos, especialmente a través de los mercados a futuro que fijan precios para los próximos años.
Tanto en los discursos como en los encuentros que mantuvieron luego Cristina Kirchner, Lula y Chávez estuvo muy presente la ecuación alimentos-energía. “Los temas de alimentos y energía han invadido la agenda pública a lo largo y a lo ancho de todos los países”, avanzó la presidenta argentina. Del tema energético, Lula habló de los importantes hallazgos de petróleo en su país, de la novedad que había traído Tabaré sobre un yacimiento de gas en Uruguay, de Bolivia y de Chávez, al que socarronamente llamó “el jeque de Caracas”. El venezolano le respondió luego cuando hablaba de las reservas de cada país. “Lula no quiere decir cuántas reservas tiene. ¿Qué son, 200 mil millones de dólares? Después me dice jeque a mí.”
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