Desde Tucumán

Hugo Chávez siempre es sinónimo de sorpresa, de cierto secreto, de llegadas nunca confirmadas del todo y partidas envueltas en misterio. Se sabe que le gusta viajar de noche, por seguridad. Que no suele adelantar demasiado sus movimientos. Son reflejos, prevenciones, de saberse en el “Eje del Mal” del imperio. Su participación en esta cumbre del Mercosur, en la que la Argentina dejaba la presidencia pro témpore, revalidó esas costumbres. Ayer se suponía que Chávez iba a regresar a Caracas apenas terminara el encuentro de presidentes. Que no volaría a Buenos Aires a pesar de que su canciller, Nicolás Maduro, había comprometido su asistencia a un encuentro en el Palacio San Martín. Pero Chávez volvió a sorprender. Y anoche, a último momento, se supo que permanecería en el hotel Catalinas Park, sede de la cumbre. Y anoche también, se conocieron sus declaraciones de que “está cerca” un acuerdo con Techint sobre el futuro de la empresa Sidor.

La otra sorpresa de la visita de Chávez fue la suspensión del acto que había sido anunciado en el microestadio Central Córdoba. El lunes a la tarde, luego de que el venezolano arribara a Tucumán, los dirigentes sociales que habían impulsado la Cumbre de los Pueblos comenzaron a trabajar contrarreloj. En ese momento circuló la información de que el bolivariano había dado el guiño para hacer un acto en Tucumán. Sin embargo, entrada la noche del lunes, la organización del acto se canceló abruptamente. Como la actividad no había sido anunciada en forma oficial, nadie dijo nada en público. Pronto circularon varias versiones. Que el acto se había cancelado por problemas logísticos, que la movilización no iba a ser tan masiva como para que hablara Chávez.

Consultados por PáginaI12, los dirigentes sociales que habían prometido movilizar a sus columnas dijeron descreer de que ese haya sido el motivo. Otra interpretación que circuló a primera hora de ayer y que fue ganando consenso a partir del clima circundante, era que Chávez había decidido restringir al mínimo su exposición pública para no agregar otro elemento conflictivo a la disputa por las retenciones móviles que enfrenta al Gobierno con las cámaras patronales del agro. Aunque Tucumán no sea una provincia sojera –aquí se destaca la producción de caña de azúcar–, la puja por los derechos de exportación está dejando sus marcas. El lunes, en coincidencia con la llegada de los presidentes, la Sociedad Rural tucumana organizó un acto para exigir el rechazo de la resolución 125. El acto reunió a cuatrocientas personas, pero fue muy promocionado por los medios locales, sobre todo por el diario La Gaceta.

Una de las posibles razones de la repentina permanencia del bolivariano se pudo deducir de los dichos suyos que se conocieron anoche: el presidente de Venezuela reveló que está cerca un acuerdo con el grupo Techint por la nacionalización de la siderúrgica Ternium-Sidor. “Se trata de un acuerdo en términos amistosos”, dijo, por el que el grupo empresario aceptaría retener 10 por ciento del total accionario, en lugar del 60 con el cual controla la compañía. De cerrarse el acuerdo, Venezuela pasaría a tener el control de una de las mayores productoras de acero del continente.