Viernes, 1 de agosto de 2008 | Hoy
EL PAíS › OPINION
Por Eduardo de la Serna *
En tiempos del vendaval menemista, fue un clásico el famoso “diputrucho” que, levantando la mano, fue decisivo en la proclamación de leyes serviciales al sistema perverso y desocupador. Nadie propuso seriamente que esa ley se declarara nula de nulidad absoluta...
Ahora parece que legisladores de la oposición (¿los mismos que festejaron el voto “no positivo” de Cobos?) se plantean la ilegalidad de los votos de aquellos cuyos intereses interfieran con los intereses del país, y en la nota se menciona explícitamente a Carlos Reutemann y Roberto Urquía, dos senadores cuyo voto negativo influyó decisivamente en la derrota oficialista en el Senado. Así lo informa un diario claramente “no oficialista”: un fiscal, un abogado, una especialista de una ONG y legisladores coincidieron en la necesidad de que se convoque a la Comisión Nacional de Etica Pública, creada por la ley 25.118 de Etica Pública hace 10 años, para reglamentar el conflicto de intereses de los diputados y senadores. Es para aclarar cuándo no pueden votar por este tipo de situaciones y para, eventualmente, aplicar sanciones (Clarín, 26 de julio 2008).
Y si es “incompatible con la función pública”, ¿qué se hace con sus votos?, ¿juicio político?, ¿nulidad de la elección?, ¿o seguiremos adelante porque “acá no ha pasado nada”?
* Presbítero.
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