No lo había hecho Néstor Kirchner en sus cuatro años y medio de gobierno ni Cristina Fernández en casi ocho meses de mandato. Por eso es noticia que la Presidenta brinde hoy su primera conferencia de prensa. Será a las 16.30 en una sala de convenciones de la quinta de Olivos y fueron invitados todos los medios nacionales e internacionales. La decisión es una muestra clara de los cambios que está haciendo el Gobierno, entre ellos, el modo de comunicar. No resulta casual que esta primera experiencia de la gestión de Cristina Fernández sea pocas horas después de que la Sociedad Rural acapare los medios con un discurso en la apertura de la Exposición en Palermo que está anunciado como fuertemente crítico al oficialismo. La reunión con los periodistas formará parte seguramente de una estrategia comunicativa, pero en la coyuntura tomará la forma de una nueva expresión de la pulseada que el Gobierno mantiene desde hace cuatro meses con los entidades agropecuarias.

Esta no será una experiencia excepcional a partir de ahora, según le dijeron a PáginaI12 fuentes muy cercanas a la Presidenta. De hecho, al encuentro de hoy no fueron invitados los medios del interior del país, porque a partir de ahora periódicamente la Presidenta dará conferencias en sus viajes a las distintas provincias y allí invitará a los periodistas de cada región. La realización de conferencia de prensa era un reclamo permanente de los periodistas que cubren la información de gobierno, pero desde la asunción de Néstor Kirchner la política de comunicación evitaba esta herramienta que trató de reemplazar con la filmación de las actividades oficiales para los noticieros de televisión.

Para la conferencia, el vocero presidencial Miguel Núñez –quien será el moderador– habilitó un salón que tiene 300 sillas. Hasta anoche se habían acreditado más de 100 medios, unas 150 personas entre periodistas, fotógrafos y camarógrafos. Para eso el Gobierno confeccionó un formulario que cada medio tenía que completar para acreditar a sus enviados.

La modalidad impuesta es que se le haga a la Presidenta una pregunta por cada medio, lo que implica, según los cálculos de la Casa Rosada, que la conferencia puede extenderse más allá de la hora.

El anuncio de la convocatoria fue hecho ayer por el jefe de Gabinete, Sergio Massa, en una visita a la sala de periodistas de la Casa Rosada. Allí aclaró que el límite de una pregunta por medio es para que “todos tengan la oportunidad de preguntar” y que no fueron invitados los medios del interior del país porque con ellos la Presidenta hablará “cuando viaje a las provincias”, ya que “de otro modo las reuniones se harían muy extensas”. Massa también comentó que la Presidenta estará sola en la conferencia y que las preguntas serán con agenda libre.

El antecedente más inmediato de un cambio por el estilo en la comunicación fue una conferencia de prensa, también inesperada, que dio Néstor Kirchner como presidente del Partido Justicialista, para convocar a una marcha a favor del proyecto de retenciones móviles enviado al Congreso por el Gobierno. En esa ocasión Kirchner estaba dispuesto a contestar un par de preguntas y terminó respondiendo varias más.

Más cambios

La modalidad de la conferencia de prensa se inscribe en una serie de cambios que viene haciendo el Gobierno luego de los cuatro meses de conflicto con las cámaras agropecuarias, que incluyen algunas modificaciones que imaginó la Presidenta en su forma de comunicarse con la sociedad.

Así, por ejemplo, hubo algunos cambios sutiles en los discursos de Cristina en los que buscó trasmitir los mismos conceptos que antes, pero de un modo más suave en la inflexión de la voz y, varias veces, utilizando términos más coloquiales para llegar con mayor claridad a más gente.

También en el ámbito de la comunicación, le pidió al nuevo jefe de Gabinete que tuviera un contacto más fluido con los periodistas. De hecho, Massa, en los ocho días que lleva en el cargo, visitó más veces la sala de periodistas de la Casa Rosada que su antecesor, Alberto Fernández, en los cinco años y dos meses que duró su gestión.

A la vez, comenzó a tener un rol más preponderante como comunicador de las posiciones del Gobierno el ministro del Interior, Florencio Randazzo, que en los últimos tiempos se convirtió en un acompañante permanente de la Presidenta en cada acto que realiza.

En ese sentido, Massa, durante una entrevista con PáginaI12 publicada el domingo pasado, había marcado la intención de hacer cambios en la comunicación del Gobierno. “Hay que seguir adelante con la tarea de gobernar, pero contándole al máximo a la gente lo que estamos haciendo. Es una de las cosas que más tenemos que trabajar. Que la gente sepa lo que estamos haciendo”, adelantó.

Pero los cambios en la comunicación, explican en Gobierno, son parte de una serie de modificaciones más amplias que ya pueden observarse. Una es la búsqueda de un diálogo más intenso con los distintos actores políticos, aun los de la oposición. De hecho, Massa ya se reunió con los gobernadores de Santa Fe, el socialista Hermes Binner; de Tierra del Fuego, Fabiana Ríos, del ARI; y de Chubut, Mario Das Neves, un peronista crítico del Gobierno. Y el martes próximo se encontrará con el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri. Paralelamente, Randazzo se verá el jueves que viene con los gobernadores de Río Negro, Miguel Saiz, y de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, ambos radicales K. Y al día siguiente con el mandatario de Neuquén, Jorge Sapag, del Movimiento Popular Neuquino.

Otro dato evidente que contrasta con lo ocurrido en los últimos meses es la ausencia en la escena pública de Néstor Kirchner. Su fuerte intervención como presidente del PJ durante el conflicto de los empresarios del campo dio pie a las reiteradas acusaciones de la oposición de que en el Gobierno funcionaba un “doble comando”. Incluso, la intensa participación del ex presidente durante los meses del conflicto agropecuario generó algunas críticas también dentro del oficialismo.

El paso que dará hoy la Presidenta será audaz en comparación con la lógica comunicacional que llevó adelante el Gobierno hasta ahora, ya que seguramente será sometida a preguntas de toda índole, tanto en su temática como en su intencionalidad. Con los diarios del domingo como primer testeo, y con encuestas posteriores, el Gobierno evaluará si el cambio valió la pena.