Domingo, 31 de agosto de 2008 | Hoy
La estatización de Aerolíneas en el Senado. Los proyectos políticos de Julio Cobos. La interna del peronismo bonaerense. Algunas cuitas del gabinete. Reseña sobre fragmentos de una realidad que, por una vez, se relatan por separado. Esta página puede leerse como una rayuela, en el orden que elija el lector.
Por Mario Wainfeld
LA INTERNA BONAERENSE
“El duhaldismo no existe”, ningunean en eco un par de intendentes, a la par que operadores del kirchnerismo y de Felipe Solá. PáginaI12 queda alelado: ha usado tantas veces el vocablo, ha leído tanto sobre Eduardo Duhalde en estas semanas. La explicación llega paciente, detallada. Según sus compañeros de “la Provincia”, el ex presidente no cuenta con aliados dotados de poder territorial. La enorme mayoría de los intendentes tratará de jugar a ganador en 2011, así funciona la lealtad justicialista. Pero en la cercana interna partidaria y en 2009 no confrontarán con el kirchnerismo. Ese choque sería prematuro, sin ventajas evidentes. Así que Néstor Kirchner contará con una masa crítica importante para la compulsa que quiere ganar al galope.
Los diagnósticos también concuerdan en que el hueso duro a roer en Buenos Aires es Felipe Solá, quien flamea alto en las encuestas, en la cotización interna y en su propia autoestima. Pero Felipe no tiene grandes bazas para jugar ahora por los motivos ya indicados: si su turno llega, será luego. En noviembre puede gambetear, basculando entre ir “armando” apoyos distritales o cerrar una paz armada con la mayoría.
En Olivos hay una interesante bronca contra el ex gobernador, pero la necesidad tiene cara de hereje y alcanzar un cierre masivo de la interna es un objetivo que exige flexibilidad.
En 2009, a la mitad de su mandato como diputado, Solá deberá (sí o sí) lanzarse a la arena bonaerense. No existe en política saltearse una elección..., si lo sabrá Fernando de la Rúa, que quiso patentar ese portento. En términos teóricos, a su vera, dan por hecho un ambicioso carril: terciar contra el kirchnerismo y el diz que extinto duhaldismo. “Hay que meter una cuña como hizo el Frepaso (con perdón de la palabra) en el ’97”, puntualizó Solá ante oídos confidentes sin privarse de la ironía. Parece arduo dar carnadura a esa hipótesis de trabajo, aunque el ex gobernador piensa en convocar a disidentes del kirchnerismo y a transversales en tránsito. Calcula que, andando camino, podría maquinarse alguna coalición con Martín Sabbatella. El intendente de Morón, casi seguro, dejará su cómodo bastión y tratará de acumular encabezando una lista propia de diputados nacionales. Suena exótico que Sabbatella, quien supo mantener un equilibrio entre no enfrentar banalmente al kirchnerismo y no dejarse deglutir por la maquinaria pejotista, se coaligue con Solá. En alguna mesa de arena, se discurre distinto: “Piense que no se trata de pedirle apoyo, sino de apoyarlo e ir armando algo juntos”. Humm.
Falta un montón hasta el 2009. En la interna inminente, pues, lo más posible es que haya provincial única. “Por abajo”, en las distritales, se ensimisman punteros y operadores “se van a matar”. Hay lugares que serán para alquilar balcones, sólo entre quienes disfrutan de esas tenidas. Quilmes, que enfrentará al intendente Francisco “Barba” Gutiérrez versus el ministro Aníbal Fernández, será uno de ellos.
Tal vez (sólo tal vez y nada menos que tal vez) haya quien compita por la minoría. No sería el duhaldismo sino el Movimiento Evita, la única organización social kirchnerista importante que milita dentro del PJ. Sin paradoja alguna, sus dirigentes están escaldados desde que Néstor Kirchner se asiló en el PJ y, murmuran, analizan presentarse. La misión, sin ser imposible, es muy peliaguda: sería una proeza llegar al 25 por ciento en un territorio tan poblado y ríspido. Quizá se amague y se logre mayor espacio en las listas mayoritarias. En su cúpula alertan: si no les dan cabida, saltarán al rectángulo de juego. ¿Hay equipo? En tal caso, quién le dice, habría una oferta a Solá para encabezar la lista opositora y darle volumen.
De momento, todos son aprontes, amagues, “operetas” para una contienda donde no se pueden descartar ninguna alquimia ni ninguna reconciliación. Alta es la empresa y clara la divisa, que es ganar. “Mire si andará mareado Duhalde. Anunció que vamos a perder en 2011. Es lo peor que se les puede decir a los compañeros”, redondea un megaoperador, cerrando esta nota cerca del punto en que comenzó.
AVATARES EN EL GOBIERNO
- Alberto Fernández encabeza el ranking actual de las críticas de Néstor Kirchner, chimenta un contertulio de Palacio. Su renuncia jamás se digirió, se mira con sospecha su reunionismo. Con el traidorómetro en mano, el ex presidente lo coloca en la pole position, muy cerca de Julio Cobos.
- Varios gobernadores ponen las barbas en remojo al ver la seguidilla de conflictos sindicales que se suceden en la provincia de Buenos Aires. Puede haber algún ingrediente propio, pero hay muchos más factores comunes. La inflación enflaquece los presupuestos, la obra pública nacional llega menos que “antes”, los gremios anuncian que no se quedarán quietos hasta diciembre. Los “gobernas”, con la delicadeza del caso, piden más acción y se lamentan por la falta de interlocutores de peso. Sergio Massa, según los mandatarios y varias espadas parlamentarias, es solícito y mediático pero no tiene poder de decisión.
- Sobre el ministro de Economía el factor común es el desconcierto. “No habla, no se deja ver, necesitamos una figura con más piné”, lamentan mandatarios provinciales, de buen trato con la Presidenta. Carlos Fernández persiste en su bajísima exposición pública. La calesita de nombres de reemplazo sigue girando. Un hombre bien informado, con despacho en Balcarce 50, profetiza: “Antes de la primavera, Martín Redrado será el ministro y Mario Blejer el presidente del Banco Central”. PáginaI12 relativiza, le reseña otras versiones en distintos sentidos. “Le apuesto una cena.” PáginaI12 no sabe qué pensar, arruga. Por si las moscas, lo cuenta.
- Graciela Ocaña le pidió a la Presidenta autorización para investigar irregularidades en el Ministerio de Salud. Las sospechas surgen de auditorías que viene haciendo y se acentuaron tras el espantoso triple crimen de General Rodríguez. Cristina Fernández de Kirchner le dio luz verde.
AEROLINEAS EN EL SENANDO
El oficialismo confía en conseguir una mayoría holgada para aprobar la reestatización de Aerolíneas en el Senado. Conserva la mitad de los votos que no le bastaron cuando se discutieron las retenciones móviles. Le fue agregando compañeros pródigos que se le fueron con “el campo”. Carlos Reutemann y Roxana Latorre de Santa Fe más el pampeano Rubén Marín acompañarán el proyecto de Diputados. Hilda González de Duhalde cavila, aunque su gestualidad sugiere que permanecerá en la vereda de enfrente del kirchnerismo. Los radicales K Pablo Verani y Miguel Rached tienen cara de persistir en su distanciamiento del oficialismo. Pero con los peronistas que retornan y el Movimiento Popular Neuquino que acompaña, ya hay mayoría, lucubran los poroteros del Frente para la Victoria (FPV).
Lucirán un poco más, esperan, porque el recinto no estará colmado como en la ocasión anterior. Dos titanes de aquel “No” están de licencia: Carlos Menem y Juan Carlos Romero. Acerca del descanso del ex presidente, devenido muy taciturno, poco se sabe. El ex gobernador de Salta aprovecha sus vacaciones para darse un gusto particular: navega en un adecuado yate (diz que de su propiedad) desde México hasta España. Luego se pega una vueltita por el Mediterráneo. Debe ser bueno para desenchufarse de tanto trajín pero insume su tiempo, Romero no estará el miércoles en Rivadavia y Callao.
Los operadores del oficialismo confían en que el magnate cordobés Roberto Urquía (su compañero hasta hace un ratito) se abstenga de votarles en contra, sea expresando su tercera posición en la sesión, sea pegando un faltazo táctico.
El debate será fragoroso y largo, conforme mandan las escrituras. La relativa certidumbre ha retenido el fervor de los gremios, que descuentan el desenlace. La quiebra de Alitalia, conocida en esta semana, demostró que las dificultades de las empresas aéreas no son exclusivamente una contingencia autóctona. También que la solución por vía de las quiebras hace zozobrar los derechos de los trabajadores. Lindos datos para políticos y cronistas de cabotaje que, fascinados por el color local, desconocen la existencia de tendencias mundiales en las que estamos inmersos.
Claro que Aerolíneas, además, estuvo ruinmente gerenciada por los privados y mal controlada por los funcionarios nativos. Esa torpeza quedó expuesta durante el tratamiento parlamentario. Demasiadas torpezas de Ricardo Jaime, quien deberá responder ante investigaciones parlamentarias y judiciales. Sus cuitas no terminarán cuando el tablero electrónico ilumine un final de alivio para el oficialismo y para los trabajadores.
La sonada Acta Acuerdo firmada por el grupo Marsans y el secretario de Transporte fue dejada de lado por el Parlamento y será puesta bajo la lupa por los españoles en las tratativas ulteriores. Está por verse si no excede las competencias del secretario y del ministro Julio De Vido, que la rubricó. Le faltan muchos recaudos, incluido un dictamen jurídico previo sobre su legalidad.
En esta semana, el gobierno español y la empresa metieron poca bulla, a la espera del dictado de la ley tanto como del final del verano boreal. Desde el jueves, seguramente, se escucharán por vías informales runrunes sobre la tasación encargada al Credit Suisse por Marsans. Por mentarlo con un eufemismo, la cifra en cuestión diferirá con las ponderaciones de los diputados o la del auditor general Leandro Despouy: cero euro. Todo indica que el Tribunal de Tasaciones, requerido por el Estado nacional, rondará ese desolado guarismo. La designación de un tercer tasador de común acuerdo suena como una charada indescifrable en las actuales circunstancias. Marsans se inclinaría por consultoras privadas (¿por qué no Goldman & Sachs u otro banco europeo?), el Gobierno mocionaría alguna universidad nacional. Difícil que el chancho chifle o que haya consensos en el corto plazo. El tema tiene trazas de eternizarse a la espera de una mediación política o de que los españoles enfilen hacia los tribunales internacionales.
En la Casa Rosada juegan a la cronoterapia, aunque ansían restañar las heridas en la relación bilateral en el mediano plazo. Desde Madrid, se muestran estupefactos por las invectivas de la Presidenta sobre un informe del Banco Central de España. “Les recomendó que se dedicaran a opinar sobre lo que les importa a los españoles. No se dio cuenta de que eso es lo que hicieron”, se enfurruñan, subrayando que se han puesto a bailar muchas inversiones en el país, más allá de Marsans. Como para poner paños fríos, desde Olivos se alertó a los senadores para que no menearan el sustantivo “expropiación” y sus formas verbales, ya que esas alertas erizan epidermis sensibles en ultramar.
Dentro de lo escaso disponible, la reestatización era el medio menos enojoso para ir reparando años de despropósitos, sucedidos en un contexto denso para el transporte aéreo. De paso, la nueva ley dará un resuello al Gobierno en el frente político doméstico. Pero, mirada en onda larga, será apenas la primera escala de un porvenir complicado, por la frágil sustentabilidad de la línea recuperada, por la necesidad de mejorar el servicio, por lo que puedan develar las investigaciones.
Sin contar con que, con la foto de hoy, el Ciadi asoma en el horizonte fugitivo.
LOS PASOS FUTUROS DE COBOS
La retahíla de errores tácticos del Gobierno en su contienda con “el campo”, mayormente motivados por su consigna “todo o nada”, tuvo un epílogo no muy conocido en el Senado. El empate estaba sellado. Julio Cobos, encerrado con sus familiares, “cantaba” lo que sería su decisión. Se le ofertó que no votara, se negó. En el bloque oficialista cabildeaban. Perdido por perdido, ¿no era mejor ahorrarse ese mal trago que sacudiría a la Concertación Plural y catapultaría al vicepresidente como la gran esperanza blanca? Ese plus podía obviarse, con un oportuno mutis de Ramón Saadi, cuyo apoyo al oficialismo no embellecía precisamente la causa. La orden desde Olivos fue tajante y se patentizó en el discurso de Miguel Pichetto: ni cuarto intermedio ni ningún rebusque que aminorara el golpe. Nacía una estrella.
Dos encuestas conocidas esta semana corroboran que la espumita sigue subiendo. Una es de la consultora Poliarquía, fue muy divulgada. Otra, más reservada, obra en despachos oficiales. Los números de imagen positiva no difieren tanto. Cleto Cobos está en la cima superando el 60 por ciento. Lo sigue un pelotón que ronda el 40 por ciento: Carlos Reutemann, Felipe Solá, Daniel Scioli. Cristina Fernández de Kirchner frisa el 30, según el sondeo que encargó el oficialismo, algo más que lo que registra Poliarquía. Los consultores sí concuerdan en una referencia llamativa: Néstor Kirchner está bastante por debajo de la Presidenta.
El radicalismo, resurrecto, se arroba y moviliza con la performance de su reciente expulsado. Con reflejos semejantes a los que tendrían los primos justicialistas, muchos dirigentes de la UCR minimizan sus diatribas de ayer. Cobos es el centro de operaciones y reuniones, el nuevo ombligo del mundo. El clásico Hotel Elevage lo acoge como parroquiano habitual, Enrique Nosiglia funge de anfitrión. Coti también revistó en un conjunto de dirigentes que visitaron al vice en el Senado el jueves. Baqueanos de los pasillos del Congreso comentan haber visto también a Jesús Rodríguez, Leopoldo Moreau y Federico Storani.
Los correligionarios pergeñan el futuro de Cobos, descontando que no puede quedarse tres años atado a la suerte del oficialismo nacional, arriesgándose a que su buena estrella deje de titilar o brille menos. En 2009 se eligen senadores en Mendoza. Al radicalismo, que pasa las de Caín desde 2001, le vendría bomba que Cleto encabezara la lista. A Cobos también le cierra: así podría consolidar en las urnas su luna de miel con la opinión pública y los medios. La empresa suena más que factible, al menos vista desde el Olimpo de hoy. Mendoza es una provincia de gran alternancia, que eligió cuatro gobernadores peronistas (incluido el actual, Celso Jaque) y tres radicales desde 1983. Podría volver a manos de la UCR, amén de servir de trampolín a ligas mayores.
Claro que hay un par de obstáculos en el camino, pero nada es imposible cuando media la voluntad política y se olfatea una victoria. El primer brete es la situación interna del radicalismo, que se puede subsanar. El divorcio contencioso con los correligionarios K se transformaría en una boda cuyo pato sería Gerardo Morales, quien se dedica a ponerle condiciones a Cobos, quien le pasará por encima si es menester. Ernesto Sanz, actual senador por Mendoza, también debería hacer su ofrenda, cediendo su reelección para dejar lugar al candidato más taquillero. La cabeza de la lista de diputados sería una salida de compromiso, una propuesta difícil de rechazar.
La otra traba es institucional, Cobos sigue siendo vicepresidente de la Nación. Su enorme laxitud lo inspiró para votar contra el Gobierno que integra, una maniobra sin precedentes en dos países con constituciones similares: Estados Unidos y Argentina. Pero la permisividad tiene un tope, aun en estas pampas del realismo mágico: sería un dislate que el hombre sincerara su paso a la oposición sin renunciar a su cargo, máxime si se mete en campaña.
Así que nuestro asesor favorito, el master en rosca política graduado en la University of the Street, vaticina que el año que viene Cobos renunciará y encontrará al fin su destino mendocino. Y podrá reingresar al Senado por la puerta grande, habilitado para emitir votos no positivos sin estar supeditado al albur de un empate. ¿Y las formas? Ya veremos, discurre el master cuyo pragmatismo es proverbial.
El experto cree que al Gobierno eso no le caería tan gordo: le aliviaría el karma de dormir con el enemigo. Por añadidura, agregaría un nuevo presidenciable a la nómina opositora, de por sí ya nutrida. “Va a ser más problema para Macri y Carrió que para los peronistas”, supone el master, quien da por hecho su vaticinio y se aleja silbando el tangazo “Por la vuelta”. Seguro que piensa en los versos de Cadícamo que reseñan una sabia ruptura: “Ninguna escena, ningún daño/simplemente fue un adiós/inteligente de los dos”.
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