En una sentencia definitiva, la Justicia uruguaya concedió la primera extradición a la Argentina de cuatro represores detenidos en ese país y acusados de tener vinculación con el secuestro y asesinato de la nuera del poeta Juan Gelman, en el marco del Plan Cóndor, entre otros casos. La Suprema Corte de Justicia de Uruguay rechazó el recurso de casación interpuesto por los militares retirados Gilberto Vázquez, Jorge Silveira, Ernesto Ramas y el ex jefe policial Ricardo Medina, con lo que quedó firme su extradición, que podrá hacerse efectiva después de que los represores cumplan sus condenas en Uruguay.

La Corte uruguaya concedió así, por primera vez, la extradición de militares por violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura, según informó ayer el diario La República. En cambio, la Corte consideró “admisible” el recurso presentado por la defensa de los militares José Gavazzo y Ricardo Arab, al haberse planteado en “tiempo y forma”, y los ministros comenzarán a estudiar su pedido de extradición. En tanto, la defensa de los militares cuya extradición concedió la Corte se disponía a presentar ayer un recurso solicitando la revocación de la sentencia, al considerar que existió un “error administrativo” en el plazo para hacer el pedido.

La extradición de estos seis militares había sido solicitada en mayo de 2006 por el entonces juez federal Guillermo Montenegro, actualmente ministro de Seguridad del gobierno porteño de Mauricio Macri. Montenegro había pedido su extradición a la Argentina acusados de violaciones a los derechos humanos durante la dictadura militar en Uruguay y quienes, según la Justicia argentina, participaron del denominado Plan Cóndor, la coordinación represiva de las dictaduras del Cono Sur. Al grupo de militares, entre quienes se cuentan acusados de haber participado del secuestro y asesinato de María Claudia García Irureta Goyena, nuera del poeta y escritor Juan Gelman, en 1976, se les imputa cargos de “asociación ilícita” y “privación ilegal de libertad”. Durante la dictadura, los imputados integraron el Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas de Uruguay (OCOA), responsable de numerosos secuestros y asesinatos.

Estas decisiones se relacionan con la reciente determinación de la Justicia uruguaya de reabrir el caso de la desaparición en Uruguay de la nuera de Gelman, a pedido de su hija, Macarena Gelman, y luego de un análisis de “nuevos hechos supervivientes” con relación a su traslado clandestino hacia Uruguay en octubre de 1976. El juez Pedro Salazar resolvió “desarchivar” la investigación que había sido cerrada por segunda vez por el fiscal Enrique Moller, pero Macarena Gelman pidió en febrero la reapertura ante el surgimiento de nuevos elementos, tales como el reconocimiento de la Fuerza Aérea Uruguaya de la realización de vuelos clandestinos para trasladar a presos políticos desde la Argentina. De todos modos, todo esto sólo fue posible por la intervención del Poder Ejecutivo, sin cuyo pedido específico no se hubiera podido avanzar en virtud de la llamada Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado. De no mediar un decreto presidencial para cada caso, esa norma frena no sólo los procesos en Uruguay, sino también los pedidos de extradición.

La mujer tenía 19 años cuando fue secuestrada junto a su esposo Marcelo Gelman, el 24 de agosto de 1976, y estaba embarazada de siete meses. Fueron trasladados al centro clandestino Automotores Orletti, donde los torturaron, y un mes después Marcelo fue asesinado de un tiro en la nuca, su cuerpo fue arrojado en el Delta y luego enterrado como NN. Sus restos fueron exhumados e identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense en 1989. En tanto, María Claudia había sido trasladada en forma clandestina hacia Montevideo y quedó detenida en el Servicio de Información y Defensa, pasó por el centro Base Valparaíso hasta que dio a luz en el Hospital Militar. En enero de 1977, la niña fue entregada al comisario Angel Tauriño, ya fallecido, que la crió junto a su esposa, con quien Macarena aún convive. En 1999 recuperó su identidad y en marzo de 2000 se reencontró con su abuelo paterno, Juan Gelman.