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Desde Villa Dolores, Córdoba

Por primera vez desde que Arturo Illia viajó en 1966, un presidente –en este caso Presidenta– visitó la ciudad cordobesa de Villa Dolores. Invitada por dirigentes de la Concertación, Cristina Fernández participó junto al gobernador peronista Juan Manuel Schiaretti y al intendente radical, Juan Manuel Pereyra, de la inauguración de un teatro griego y un campo recreativo. Allí, en el valle de Traslasierra, la mesa nacional del partido de la Concertación realizó su plenario nacional en vistas a las elecciones de octubre y adelantó que presentarán listas propias para las próximas elecciones. “Manifestamos la voluntad de sostener nuestra identidad, en conjunción con el gobierno nacional y con la intención de consolidar este espacio y darle organicidad”, explicó el subsecretario general de la Presidencia, Gustavo López, a Página/12. “Este modelo no es de un partido, no pertenece a un sector político, es el proyecto de todos los argentinos: construir un país más justo, más solidario, más integral y más federal”, dijo, durante el acto y en sintonía, Cristina Fernández.

Los dirigentes que participan de la Concertación buscaron reiniciar el camino que no pudieron recorrer bajo la conducción del vicepresidente Julio Cobos: el armado de una estructura orgánica nacional que contenga a los radicales –y algunos independientes– que adhieren al proyecto kirchnerista. “No somos peronistas, somos radicales que pertenecemos a un espacio progresista que desde 2003 representa Néstor Kirchner y ahora la presidenta Cristina Fernández”, definió López. En su discurso y al tiempo que anunció la realización de 29 kilómetros de rutas para la culminación del camino de las altas cumbres, la jefa de Estado remarcó en varias oportunidades la necesidad de “trabajar juntos”, bajo el mandato de la “unidad nacional”. “Debemos –insistió– redoblar el esfuerzo cuando vemos que estas ideas no son diferentes pese a que militemos en distintos partidos, porque Yrigoyen y Perón pensaron también el mismo país soberano, independiente y digno.”

La reunión de ayer fue consecuencia de la necesidad de “un grupo de dirigentes que se sumaron por convicción a este proyecto y quedaron de colgados de la brocha” luego de la decisión del vicepresidente. Un caso paradigmático es el de Chaco, donde el ex gobernador radical Angel Rozas perdió la gobernación en manos de Jorge Capitanich por una mínima diferencia de votos. En esa provincia, la lista de la Concertación superó ampliamente lo que la UCR hubiera necesitado para retener el poder. “¿Cómo hacen ahora para volver al partido si Rozas los quieren matar porque fueron responsables de su derrota?”, argumentó un dirigente concertador.

“En el encuentro de Junín –previo a la ruptura de la Concertación por el conflicto del campo– éramos la segunda fuerza política del país. Teníamos cuatro gobernadores, un vicepresidente, cientos de intendentes, diputados y funcionarios locales y nacionales. Pero no teníamos organicidad”, se lamentaba uno de los jefes de la actual Concertación. Y agregó: “Pero ahora estamos creando eso que planteamos en aquel momento”.

En el encuentro partidario previo al acto, la presencia local más esperada era la del intendente de Córdoba, Daniel Giacomino, quien finalmente no asistió. “Hay muchos dirigentes que piensan como nosotros pero no se animan a dar el paso”, sostuvo la diputada Silvia Vázquez. La diputada envió un mensaje conciliador para ellos y cuestionó la estructura orgánica del radicalismo: “va a tener una salida conservadora” en las próximas elecciones, porque “si no sería parte del proyecto de la Concertación”. “Entre Menem y Kirchner hay el mismo abismo que hay entre Ricardo López Murphy y no-sotros”, completó López.