La primera caída del gobierno por la crisis global está por dar paso a la primera ministra abiertamente gay del mundo. Johanna Sigurdardottir, una ex azafata, prestará juramento como primera ministra de Islandia a fines de esta semana. Su instante en el centro de la escena internacional llega en el momento más horrible de la historia reciente de su nación: cuando estalló la crisis de crédito global, el colapso de la economía groseramente influenciada fue seguida rápidamente por la implosión de su moneda y los bancos. Ahora su gobierno siguió el mismo rumbo, el primero en el mundo en sucumbir a las secuelas de la crisis.

Se le pidió a su partido, la Alianza Social Demócrata, que formara un gobierno, pero su líder está de licencia para recuperarse de un tumor benigno. Así, “Santa Johanna”, como se la conoce, fue impulsada desde el Ministerio de Asuntos Sociales –que presidió durante la última década– al centro de la escena en una elección saludada como “inesperada pero brillante”.

La política, de 66 años, vive con su pareja, Jonina Leosdottir, una periodista y escritora de teatro. La pareja fue unida en una ceremonia civil en 2002. Sin embargo, no aparecen juntas en las fotos. No es el estilo de Islandia. Aunque es famosa en toda la isla, habiendo sido una importante política durante décadas, su unión lesbiana no causó gran conmoción en esta calma y progresista nación de sólo 300.000 habitantes.

“Johanna es una persona muy reservada”, dijo una fuente del gobierno. “Mucha gente ni sabía que era homosexual. Cuando se enteran, la gente no le da más importancia que si estuviera viviendo con un hombre.” Sigurdardottir tiene dos hijos ya adultos. Comenzó en la política a través del movimiento laborista, fue electa para el Parlamento por primera vez en 1978 y tuvo su primer puesto ministerial en 1987. Será primer ministra de un gobierno minoritario compuesto por su Alianza Social Demócrata y el Movimiento de Izquierda Verdes. Sólo se espera que esté en funciones más de dos o tres meses, hasta que se llamen a nuevas elecciones.

“En la opinión de las encuestas, Johanna fue repetidamente electa como la política más popular de Islandia”, dijo la fuente de gobierno. “Es una buena elección, porque uno de los problemas que enfrenta este gobierno es la falta de confianza. Elegir a Johanna como primera ministra fue demostrarle confianza. Los políticos quieren un mandato fresco del electorado y antes de conseguirlo necesitan reconstruir la confianza.”

Geir Haarde, el ex primer ministro, soportó fuertes protestas durante meses por su mal manejo de la economía; los manifestantes le tiraban huevos a su automóvil y la policía fue obligada a usar gas lacrimógeno en las calles por primera vez en 50 años. “A menudo se la describe como la única política a quien le importa realmente el hombre común”, escribió la periodista islandesa Iris Erlingsdottir en su blog esta semana.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.