Jueves, 26 de marzo de 2009 | Hoy
EL PAíS › EL PRONUNCIAMIENTO DE LOS OBISPOS CATóLICOS Y LA RESPUESTA DEL GOBIERNO
El Episcopado se pronunció contra la “confrontación” y llamó a la “amistad social”. El cruce con el ministro Aníbal Fernández.
Por Washington Uranga
El rechazo a la “confrontación” y un nuevo llamado a la “amistad social”, al “diálogo” y a la búsqueda de consensos, junto a la advertencia sobre los riesgos que entraña, en particular para los más pobres, “la crisis de la economía global” son los ejes de la declaración difundida ayer por la Comisión Permanente de los obispos católicos, que estuvo reunida en Buenos Aires durante dos días bajo la presidencia del cardenal Jorge Bergoglio. En sus partes esenciales, el documento reitera las principales afirmaciones que la Conferencia Episcopal viene planteando en todos sus pronunciamientos colectivos recientes.
Poco antes de conocerse el texto del documento, y en respuesta a declaraciones anteriores del sacerdote Jorge Oesterheld, vocero del Episcopado, el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, señaló que “no es alentador” que la Iglesia advierta que “la paz social está alterada” y en tono irónico pidió a los obispos que “no nos ayuden tanto”, recordando que “reconstruimos un país que venía prendido fuego”.
El documento episcopal difundido se inicia con una convocatoria “a todos los ciudadanos a fortalecer la amistad social y las instituciones de la Patria, porque cuando priman intereses particulares sobre el bien común, o cuando el afán de dominio se impone por encima del diálogo y la justicia, se menoscaba la dignidad de las personas, e indefectiblemente crece la pobreza en sus diversas manifestaciones”. Además de Bergoglio, de la Comisión Permanente participan los vicepresidentes primero y segundo, los arzobispos Luis Villalba (Tucumán) y José María Arancedo (Santa Fe), el secretario general, obispo Enrique Eguía Seguí, y los responsables de comisiones episcopales y regiones eclesiásticas, hasta completar un número de veinte, lo que representa aproximadamente una quinta parte de los obispos católicos en actividad.
Admitiendo que “toda democracia padece momentos de conflictividad”, el texto de los obispos católicos sostiene que “en esas situaciones complejas, alimentar la confrontación puede parecer el camino más fácil. Pero el modo más sabio y oportuno de prevenirlas y abordarlas es procurar consensos a través del diálogo”. La declaración, de apenas treinta líneas, no hace ninguna referencia a personas o situaciones concretas, y se apoya en otros documentos episcopales recientes sobre temas similares y que han tenido la aprobación de la asamblea de la Conferencia Episcopal.
Según señalan las autoridades de la Iglesia Católica, el camino que el país debe recorrer pasa por la construcción de consensos porque “sólo el diálogo hará posible concretar los nuevos acuerdos para proyectar el futuro del país y un país con futuro”. Se advierte también que “la crisis de la economía global” supone el riesgo de un nuevo crecimiento de la inequidad, que demanda tomar conciencia acerca de “la dimensión social y política del problema de la pobreza”. Como respuesta, se plantea que “la promoción de políticas públicas es una nueva forma de opción por nuestros hermanos más pobres y excluidos”.
Sin aludir de manera directa a los temas de debate que se plantean en el escenario preelectoral, los obispos dicen sin embargo que “esta amenaza de posible crecimiento de la pobreza, en los próximos meses, es el mayor desafío social que tenemos por delante y debe ser respondido por gestiones solidarias tanto del sector público como del privado”. Porque “la Argentina sólo va a crecer con el esfuerzo, la unidad y la solidaridad de todos los argentinos”.
Por último, la Comisión Permanente del Episcopado pide “a todos evitar las actitudes que enfrenten y dividan, y que como tales generan un clima de confrontación propicio a la violencia”. Para reafirmar que “el momento actual reclama diálogos sinceros y transparentes, reconciliación de los argentinos y búsqueda de consensos que fortalezcan la paz social”.
Poco antes de conocerse este documento, el ministro Aníbal Fernández cuestionó la participación de referentes religiosos en los “actos políticos”, en directa referencia al rabino Sergio Bergman y al sacerdote católico Guillermo Marcó, quienes estuvieron en la manifestación realizada la semana anterior en Plaza de Mayo para demandar medidas en materia de seguridad. “Le pido a la Iglesia que impida que sus miembros participen en actos políticos”, dijo el ministro. El vocero del Episcopado, Jorge Oesterheld, relativizó el tema y sostuvo que “la presencia de Marcó fue notoria porque el acto se desarrolló en Plaza de Mayo, en tanto que muchos sacerdotes participan de reclamos de la sociedad en el interior y eso no tiene gran repercusión mediática”.
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