EL PAíS
Como candidato del PJ rionegrino, Soria pretende sepultar a la UCR
Con gran disponibilidad de recursos, el ex jefe de la SIDE, Carlos Soria, se impuso sobre el titular del Indec, Juan Carlos Del Bello, en la interna del peronismo de Río Negro. Desde el ‘83 gobierna la UCR.
Por Santiago Rodríguez
“Más que un candidato parecía Papá Noel”, coincidían ayer en Río Negro sobre Carlos Soria hasta aquellos que lo votaron en la interna peronista del último domingo. La frase de por sí es bastante gráfica y no necesita mayores explicaciones: Soria consiguió alzarse con la candidatura a gobernador del PJ en esa provincia después de una campaña en la que se destacó por repartir alimentos y subsidios entre sus potenciales votantes peronistas e independientes. Hasta mitad de este mismo año Soria fue jefe de la SIDE, un organismo en el que todavía tiene parte de su tropa y que cuenta con un presupuesto nada despreciable que puede ser gastado sin mayor control al amparo del secreto de su misión.
Soria se lanzó a la carrera por la gobernación rionegrina convencido de que la debilidad del radicalismo a nivel nacional puede jugar esta vez a favor del peronismo y permitirle asumir la conducción de una provincia que siempre le ha sido esquiva desde el ‘83 a la fecha. El primer paso en pos de ese objetivo lo consiguió al derrotar a su principal adversario en la interna, el actual titular del Indec, Juan Carlos Del Bello.
El ex jefe de la SIDE obtuvo algo más de 15 mil votos contra casi 9 mil que consiguió Del Bello. En tercer lugar se ubicó el diputado nacional menemista Carlos Larreguy.
Retirado Remo Costanzo, reiterado candidato perdedor frente al radicalismo, Soria aglutinó a todo el establishment del peronismo detrás de su candidatura. Además del ex senador involucrado en el escándalo de los sobornos a cambio de la aprobación de la reforma laboral, el hasta no hace mucho jefe de la SIDE sumó también al senador Miguel Angel Pichetto, quien de la mano de Carlos Menem lo derrotó más de una vez.
La última oportunidad fue en la interna de 1997, cuando Soria aspiraba a su reelección por cuarto período consecutivo como diputado y quedó fuera de la lista del PJ. El traspié puso a prueba la capacidad de supervivencia de “El Gringo”, tal como todos lo conocen en la Cámara baja: migró de su Río Negro natal a Buenos Aires y con el guiño de Eduardo Duhalde consiguió retener su banca.
Soria, quien pasó buena parte de su carrera política a la sombra de José Luis Manzano, fortaleció así su relación con Duhalde, quien más tarde lo nombró al frente de la Secretaría de Seguridad bonaerense cuando la Masacre de Ramallo puso fin a la gestión de Osvaldo Lorenzo en esa cartera. Soria tiene hoy una llegada privilegiada con Duhalde, quien tras su desembarco en la Casa Rosada lo designó para conducir la SIDE.
En la SIDE aún trabaja como asesor de su actual titular, Miguel Angel Toma, otro de los aliados –y operador– de Soria en Río Negro. Se trata de Jorge Franco, el hijo de del ex gobernador peronista del ‘73, Mario Franco.
Franco hijo fue dos veces diputado provincial en los años en que gobernó la provincia Horacio Massaccesi. Muchos lo recuerdan de aquella época con el apodo de “Grundig”. “Caro, pero el mejor”, aclaró a Página/12 más de un rionegrino. Franco es de Villa Regina, justamente la ciudad de la cual es también Del Bello y donde Soria obtuvo la mayor cantidad de votos.
Dicen las malas lenguas que Franco se encargó de hacer todo lo necesario y desplegó toda su experiencia política para que así fuera. También cuentan que Soria se rehusó a debatir las propuestas que planteó Del Bello y que “no sólo repartía comida, sino también subsidios en efectivo entre centros de atención primaria de salud y de jubilados. Eso habla a las claras de que contaba con recursos ilimitados, que tenía una valija sin fondo”.
La gestión de Soria en la SIDE no será recordada por la forma en que utilizó el dinero que los espías están autorizados a gastar sin mayores controles, pero sí tal vez por su maniobra para tratar de meter presos al ex ministro de Economía Domingo Cavallo y a los banqueros Eduardo Escasany y José y Carlos Rohm. Como reveló este diario el 7 de abril pasado, Soriatransmitió personalmente ese pedido a dos camaristas, seis jueces federales y al administrador de la Corte Suprema de Justicia y les formuló una advertencia para el caso de que no lo hicieran: “Muchachos, miren que podemos activar algún proyecto para poner en comisión a los jueces.”