Domingo, 1 de noviembre de 2009 | Hoy
EL PAíS › CARTA ABIERTA RECIBIO A MILAGRO SALA EN SU ASAMBLEA EN LA BIBLIOTECA NACIONAL
La referente de la Túpac Amaru explicó la forma en que surgió el movimiento que conduce y repasó la obra que desarrolla en la provincia de Jujuy. Sus anfitriones volvieron a respaldarla frente a las acusaciones del radical Gerardo Morales.
Los intelectuales de Carta Abierta invitaron a Milagro Sala a su encuentro de los sábados. Ante un auditorio de un centenar de personas que se reunieron en la Biblioteca Nacional, la dirigente jujeña contó la historia de su movimiento, la Organización Barrial Túpac Amaru, y su propia biografía. Carta Abierta ya le había dado su respaldo cuando Sala fue acusada por el senador radical Gerardo Morales de manejar “una organización con armas” y vinculaciones “con el tráfico de drogas”.
La dirigente, a quien le habían hecho llegar la invitación a finales de la semana, fue a la Biblioteca acompañada por su marido, el periodista Raúl Noro, y por el referente de la Túpac Amaru en Buenos Aires, Manuel Alsina. Se sentó al lado de Mary Sánchez, que integra la coordinación de Carta Abierta y con quien tiene un vínculo cercano.
“Nuestra intención era que hablara ante la asamblea, teníamos mucho interés en que nos contara sobre su experiencia”, dijo Daniel Freidenberg, integrante de CA. En su caso, del relato que hizo Sala, que habló durante una hora y media, lo impactó “la magnitud de la organización, sus barrios, las escuelas secundarias, los servicios de salud con un tomógrafo que asiste gratuitamente a sus integrantes y firmó convenios como para dar servicios a las obras sociales, que tengan un museo que reivindica la identidad indígena, entre otras cosas”.
Sala dijo en su exposición que la Túpac Amaru no se define como una organización K: aunque valoran la relación con el Gobierno, sostuvo, el movimiento tiene una identidad propia. La dirigente contó los comienzos, cuando en los ’90 como organización de desocupados se movilizaban junto al Perro Santillán y la Corriente Clasista y Combativa, años en los que hicieron caer con sus protestas a cinco gobernadores. Repasó después cómo empezaron a generar trabajo haciendo hornos y vendiendo comida, luego con la construcción de viviendas; en ese camino, explicó, construyeron cinco fábricas pensando en el futuro, ya que saben que los planes de viviendas no van a durar para siempre.
Hija adoptiva de una familia blanca y de clase media, con cinco hermanos blancos, Sala creció en una sociedad marcada por la discriminación hacia el colla. “Si queríamos ir a una pileta, no me dejaban entrar”, relató. “Mis hermanos se solidarizaban conmigo y tampoco entraban, y así vivíamos una doble injusticia.” La Túpac Amaru construye piletas de natación en todos los barrios que levanta.
“Tenemos que tener la misma calidad de vida que los demás, porque trabajamos”, sostuvo la dirigente, que fue varias veces aplaudida por el auditorio en el que se encontraban, entre otros, Taty Almeida, de la Línea Fundadora de Madres de Plaza de Mayo, Jaime Sorín y el sociólogo Carlos Girotti.
“En Jujuy el blanco era el que podía trabajar y yo como colla sufrí mucho eso”, recordó Sala, quien definió su trabajo como dirigido a “cambiar la historia con los compañeros de las villas”. Agregó que “no fuimos a buscar a ningún puntero político para realizar las obras” y que a partir de la oportunidad que tuvieron de construir 200 viviendas en seis meses, “Alicia Kirchner (ministra de Desarrollo Social) quiso conocer la obra y mandó a un grupo de asistentes”.
Después de los cruces con Morales –el senador fue escrachado por una organización social jujeña vinculada con la Túpac Amaru y descargó su furia contra Sala–, la dirigente tuvo una fuerte exposición en los medios. La CTA, acompañada por movimientos sociales, hizo un acto de desagravio frente al Congreso, y luego hubo en San Salvador de Jujuy una concentración muy masiva en la que la Túpac Amaru respondió a las acusaciones. Parte del trabajo de Sala en estos días ha sido el de contrarrestar la información publicada por diversos medios en la que su movimiento apareció retratado como una organización cuasi mafiosa.
“La charla tuvo momentos fuertes, emotivos”, aseguró Freidenberg. La visita de Sala fue para muchos inesperada, ya que se pudo confirmar recién el día anterior. “Somos un espacio sin una estructura rígida, y en realidad lo que sucede es que como integrantes, a nivel personal, siempre hay compañeros que tienen relación con las organizaciones sociales”, definió el consultado. Aunque en la Biblioteca no se habló de avanzar en nuevas acciones de apoyo de Carta Abierta a la Túpac Amaru, “se estableció un vínculo”.
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