Doce horas y cero avance fue el balance de la última reunión en el Ministerio de Trabajo entre los directivos de Kraft Foods y la comisión interna. “El conflicto sigue abierto por culpa de la intransigencia, esta vez alevosa, de la empresa norteamericana, que ahora dice que va a desconocer todo lo que surja de estas audiencias, que no van a presentarse nunca más”, explicó el delegado Javier Hermosilla. En el acta final el ministerio, por intermedio del jefe de Gabinete, Norberto Ciaravino, volvió a intimar a la empresa para que reincorpore a los ocho trabajadores en el plazo de cinco días y citó a una nueva audiencia para el 3 de diciembre. La semana pasada los funcionarios de la cartera que conduce Carlos Tomada había “exhortado” a la empresa de galletitas a que reincorporara a los ocho trabajadores suspendidos que despidieron hace tres semanas. El 24 de noviembre la asesoría técnicolegal del ministerio emitió un dictamen en el que sobre esa situación determinó que “las medidas adoptadas resultan manifiestamente improcedentes en momentos en los que, en apariencias, se pretendería la superación de esta controversia”. Los trabajadores, entre ellos los delegados del turno nocturno que pasaron la noche en la fábrica y el día en el ministerio, reclamaron que la empresa fuera intimada a reincorporar a los 53 trabajadores, pero la empresa rechazó en la misma audiencia la intimación por los ocho y planteó, directamente, que “declinaba la instancia ministerial”. En el acta los directivos dijeron que la empresa “deja sin efecto los compromisos que de forma voluntaria y en el marco de legalidad y buena fe hubiera asumido” y anticiparon que “la empresa no comparecerá a la audiencia fijada precedentemente, ni a ninguna instancia vinculada con las causas que motivaran las presentes actuaciones”. Pamela Bulacio, de la interna, calificó esta actitud como “inédita” y de “notoria saña y desproporción”.