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Seis de cada diez personas tienen confianza en el futuro de la situación económica del país, sólo uno de cada diez argentinos cree que no vienen buenos tiempos para la Argentina y, tal vez lo más importante, apenas el 15 por ciento tiene miedo de perder su trabajo, un porcentaje que llegó a trepar al 50 por ciento en los años ’90. “Yo diría que hay un fuerte optimismo –señala Enrique Zuleta Puceiro, titular de Opinión Pública, Servicios y Mercados (OPSM)–, si se tiene en cuenta que no estamos en la época del gobierno de Néstor Kirchner, cuando el presidente tenía un 70 por ciento de popularidad y lo mismo ostentaba su ministro de Economía, Roberto Lavagna. La impresión general es que las cosas van bien, funcionan, a pesar de las dificultades. Hay menos precisión sobre a dónde vamos, no convencen mucho la claridad de las cifras y los fondos, pero está la sensación clara de que zafamos bien de la crisis mundial.”

Los datos y el análisis surgen de una encuesta nacional realizada este mes por OPSM, que relevó la opinión de 1100 personas en todo el territorio del país, en 65 localidades distintas. El trabajo mantuvo las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social.

Los resultados de la encuesta muestran una franja del 30 por ciento que se opone a todo. “Hay un sector al que uno le dice que Cristina o Néstor Kirchner afirman que el cuadrado es cuadrado y, en forma invariable, dicen que no, que es circular. La ventaja que existía durante el gobierno de Néstor Kirchner es que el otro 70 por ciento era bastante homogéneo, lo apoyaba. Esa mayoría, sobre todo cultural, se perdió durante el enfrentamiento con el campo. Y eso hace que ahora los apoyos sean más puntuales y más exigentes de calidad. Por ejemplo, hay un respaldo muy claro a la utilización de reservas para pagar deuda. En el tema de las retenciones, existe una división que osciló entre el 50 a favor y un 50 en contra, a lo que tenemos en las últimas mediciones, 60 a favor y 40 en contra. Una franja cree que hay un sector que tiene ganancias muy privilegiadas y que las retenciones son justas, mientras que otros aceptan el argumento de que es un castigo al campo. Una división similar se produce cuando algún diario titula ‘Limitan las importaciones de China o de Europa’. En tiempos de Néstor, la mayoría se pronunciaba a favor, considerando que se protegía el trabajo argentino. Ahora hay un sector que piensa que es bueno y otro sostiene que es negativo. Son temas puntuales, dentro de un marco en el que se percibe que las cosas avanzan.”

Esa aprobación mayoritaria se percibe en la evolución de dos datos de la encuesta. En primer lugar, cómo ve la gente la situación del país. Hace un año, en julio de 2009, el 41,5 decía que estábamos mal, que el cuadro era negativo. En julio de 2010 eso bajó nada menos que 15 puntos, sólo el 26 por ciento dice que la situación es negativa. Y, además, evolucionó la opinión sobre la gestión de la Presidenta. El 34 por ciento opinaba mal de ella hace un año y ese porcentaje descendió al 24 por ciento ahora.

El optimismo está claramente marcado por el 62 por ciento que opina que tiene confianza en el futuro de la situación económica del país, mientras que un porcentaje igual, el 62 por ciento dice que vienen buenos tiempos para la Argentina. Sólo un 13,5 por ciento afirma que no viene una época favorable y un 23 por ciento no está seguro. “Está claro que una mayoría cree que las cosas funcionan y que, por ejemplo, la confrontación política no desbordó a la economía –analiza Zuleta–. Es alto el porcentaje que valora la actuación de la Presidenta en el terreno internacional, que siempre tiene algún vínculo con la economía y exhibe las dificultades de otros países. Un elemento adicional que ayuda es que no hay acusaciones sobre los funcionarios que tienen que ver con la gestión económica.”

Como era previsible, el problema económico que más preocupa en forma personal es el de la inflación. Casi la mitad –un 43 por ciento–, lo menciona como el mayor, pero a continuación figura la pérdida del valor del salario que, en el fondo, es casi el mismo problema.

Justamente en el terreno personal es que se advierte más la confianza. La mitad de los consultados dice que no tienen ningún temor a perder el trabajo, a lo que se suma un 15 por ciento que manifiesta un poco de temor. Esos porcentajes contrastan muchísimo con otras épocas, como en los ’90, en que estaba muy presente la posibilidad de cierre de empresas. Esto se traduce en cómo creen los encuestados que estarán dentro del próximo año: nada menos que el 45 por ciento dice que estará mejor, un 34 afirma que su familia estará igual y sólo un 11,8, es decir casi una de cada diez personas, pronostica que le irá peor.