EL PAíS
Carrió ya anunció que “estamos contra Menem”
Al menos anoche la candidata del ARI dijo que no firmará un pacto para el ballottage con Néstor Kirchner. Pero, en sintonía obvia con la decisión también obvia de sus votantes, prometió rechazar la candidatura de Menem.
Por Felipe Yapur
Parecía que Gustavo Gutiérrez, su compañero de fórmula, nunca llegaría de Mendoza. Así fue que decidió no esperarlo y sin decir “agua va” anunció que hablaría con los periodistas que la esperaban impacientes en el subsuelo del hotel del microcentro donde asentó su comando de campaña. Elisa Carrió descendió del noveno piso para reconocer que su nombre no estará en las boletas del ballottage. “No importa –dijo–, porque igual hicimos una extraordinaria elección.”
Avisó que su partido, el ARI, se está consolidando y que “siempre será una fuerza de oposición de cualquiera que asuma la presidencia” por lo que anticipó que para la segunda vuelta rechazará cualquier intento de acuerdo que ella llama “partidocrático”: “Los votos son de la gente, no de los dirigentes”.
Con los resultados prácticamente definidos y con Carlos Menem y Néstor Kirchner en el ballottage, la chaqueña se preocupó en dejar bien en claro que militará en contra de la candidatura del riojano. “Estamos contra Menem”, dijo. Pero también aclaró que eso no significaba un apoyo tácito al santacruceño: “No haremos acuerdo ni partidarios ni por cargos de ninguna naturaleza. Que quede claro, somos la oposición”, una frase que luego repitió en un canal de televisión cuando la cruzaron al aire con Kirchner.
Carrió no perdió el buen humor ni siquiera un instante. Alentó a los suyos en todo momento y recordó que había sacado votos “sin recibir un peso de empresas privadas, a diferencia de los candidatos del establishment”. “¿Ustedes se dan cuenta de que tan sólo hace cinco meses que estamos oficializados como partido nacional? Esto es fruto de nuestra coherencia, de nuestra fuerza moral”, sermoneó a los diputados que se arremolinaban alrededor de la cama donde Carrió había decidido esperar el escrutinio. Poco después diría que “con 400.000 pesos y sin afiches hemos demostrado que se puede generar una fuerza política capaz de enfrentar al régimen”.
Sin duda que un tercer puesto en los comicios hubiera sido el ideal para Carrió. La candidata reconoció que no pudo imponer su discurso del voto a conciencia contra el voto útil que promovió profusamente el oficialismo. “Vamos a seguir peleando para convertirnos en la fuerza que refundará la República y mejorará la distribución de la riqueza”, dijo. Mirando los resultados en algunas mesas dijo: “El sexo masculino todavía tiene dificultades para apoyarme”.
Por consejo de su asesor de prensa, quien sorpresivamente se preocupó en mantener alejados a los periodistas, se recluyó en la suite del hotel acompañada de los diputados que integran el bloque del ARI. Si bien las primeras encuestas a boca de urna –que la colocaban en el tercer puesto– puso eufórico a más de un legislador, la chaqueña se preocupó en llamar a la calma a los suyos hasta tanto no aparecieran los primeros datos oficiales que al final terminaron dándole la razón.
En tanto, abajo, la diputada Marcela Rodríguez no paraba de hacer cálculos: “En base a lo que nosotros gastamos, cada voto nos salió 2 centavos. En cambio a López Murphy, con toda la campaña que hizo, es posible que ese número esté entre 20 y 30 pesos”.
A diferencia de los nervios de la tarde, Carrió empezó el domingo en Chaco votando su primera elección presidencial. Cuando ingresó a la escuela número 2 de la capital chaqueña a votar, la sorprendió un inesperado aplauso de las mujeres que allí estaban haciendo cola para sufragar. Reconoció que se emocionó porque esa escuela la fundó su abuela y en cada comicio que participó la suerte allí le sonrió, pero como reconoció el aplauso espontáneo la conmovió. Carrió saludó a todas con su mejor sonrisa e ingresó al cuarto oscuro. Una vez adentro, por primera vezlos nervios la traicionaron. Se paró frente a los pupitres donde estaban acomodados los votos y no encontró el suyo. Por un instante dudó en salir y decir que faltaban boletas pero inmediatamente se dio cuenta de que sería un bochorno. Había comenzado a pensar que lo más conveniente sería votar en blanco cuando decidió darse unos segundos, renovar el aire y volver a buscar. Allí encontró su apellido, dobló la papeleta, la metió en el sobre y abrió la puerta con una renovada sonrisa.
Luego de votar emprendió el viaje a Buenos Aires. Llegó al aeropuerto de Corrientes acompañada de su hija Victoria de 12 años y su hijo Ignacio de 7. No se le despegaron un instante, sobre todo el pequeño, quien la despidió con un abrazo largo y silencioso. Ya en el avión sacó de su cartera un rosario con cuentas de color y que giró rítmicamente entre sus dedos. Luego de unos segundos, siempre con una sonrisa, miró a los periodistas que la acompañaban y dijo: “De lo que estoy segura es que lo nuestro no será un papelón sino el comienzo de una fuerza política que pronto será mayoría”.